La ola de calor que golpea India desde hace una semana ya ha matado a más de 1.100 personas y se prevé que continúe en los próximos días.

El sur del país es la zona más afectada y la que cuenta con un mayor número de víctimas, sobre todo entre entre los obreros, los ‘sin techo’ y las personas mayores.

En Nueva Delhi, las previsiones anticipaban que las temperaturas se mantendrían en torno a los 45 grados hasta la semana que viene, complicando un poco más la vida a la gente obligada a vivir al aire libre.

«Las temperaturas máximas no bajarán de forma sustancial. Pero se espera una mejora a partir del 2 de junio con la llegada de fuertes lluvias», dijo Brahma Prakash Yadav, del departamento indio de meteorología (IMD) a la AFP.

Los hospitales estaban en alerta para tratar a las víctimas de golpes de calor en los estados más afectados, y las autoridades aconsejaban no salir al exterior y beber abundantemente.

En Andhra Pradesh, el estado más afectado, al menos 900 personas han muerto desde el 18 de mayo. En el estado vecino de Telangana, donde las temperaturas alcanzaron los 48 grados en el fin de semana, más de 200 personas han muerto en una semana.

Cientos de personas, principalmente entre las más pobres, fallecen cada verano por culpa del calor, mientras que decenas de miles sufren cortes de electricidad constantes.

El sector eléctrico de India, la tercera economía de Asia, no tiene suficientes líneas eléctricas y padece una constante insuficiencia de aprovisionamiento. Los indios esperan ahora con ansiedad la llegada del monzón, especialmente los agricultores. Las lluvias deben llegar a finales de mes a Kerala (sur) aunque tardarán varias semanas en alcanzar las áridas planicies del norte del país.