El portugués António Guterres, según fuentes diplomáticas, obtuvo hoy el respaldo de 11 de los 15 miembros del Consejo de Seguridad, mientras que 3 se pronunciaron en contra de su candidatura y uno se abstuvo.

El exprimer ministro portugués mantuvo así el mismo número de apoyos que en la anterior consulta, celebrada el pasado 5 de agosto, aunque sumó un voto en contra más que entonces.

Pese a ello, sigue claramente destacado sobre el resto de aspirantes, cuyos resultados han oscilado mucho más de una ronda a otra.

El gran beneficiado de esos movimientos fue en esta ocasión el ministro de Exteriores eslovaco, Miroslav Lajcak, que logró situarse en segunda posición con 9 votos favorables, 5 en contra y una abstención.

La remontada de Lajcak, que no partía entre los favoritos y que a principios de agosto solo había conseguido 2 apoyos, abre aún más una carrera en la que ahora mismo pierden fuerza las opciones de Latinoamérica.

La canciller argentina, Susana Malcorra, retrocedió en esta tercera votación del tercer al quinto lugar, con 7 votos positivos y otros tantos negativos, más una abstención.

Por delante de ella, además de Guterres y Lajcak, aparecen ahora la búlgara Irina Bokova y el serbio Vuk Jeremic.

Mucho peor es la situación de Christiana Figueres, que junto a la moldava Natalia Gherman registró hoy los peores resultados: 2 votos a favor, 12 en contra y 1 abstención.

La costarricense, que lideró las negociaciones globales que hicieron posible el acuerdo sobre el clima de París, fue la última aspirante en presentar su candidatura y parece no haber logrado convencer a los miembros del Consejo de Seguridad.

De los doce candidatos iniciales, dos -la croata Vesna Pusic y el montenegrino Igor Luksic- se habían retirado antes del voto de hoy y algunos países esperan que nuevos nombres tiren la toalla ahora al ver su falta de apoyos.

Así lo señaló hoy el embajador británico, Matthew Rycroft, recordando que precisamente el objetivo de estos sondeos es ir haciendo progresivamente una criba que facilite la decisión final.

Esta dependerá en buena medida de delicados equilibrios diplomáticos y de la opinión de los cinco miembros con derecho de veto (EE.UU., Rusia, China, Francia y el Reino Unido).

En próximas votaciones, se espera que las papeletas de estos países se marquen ya con un color distinto, con el fin de aclarar qué aspirantes se enfrentan a un posible veto.

Aunque los calendarios no son fijos, se espera que el Consejo de Seguridad elija al sustituto de Ban Ki-moon a lo largo de octubre, para que luego sea ratificado por la Asamblea General y pueda asumir el puesto en enero del año próximo.

Por ahora, los insistentes llamamientos de muchos países y organizaciones a seleccionar por primera vez a una mujer para el cargo no parecen haber tenido demasiado éxito, mientras que está por ver si finalmente el factor geográfico tendrá o no un papel decisivo.

Según la tradicional rotación entre regiones, el próximo secretario general debería ser alguien de Europa del Este, algo que sigue siendo el principal hándicap al que se enfrenta un Guterres que, según admiten diplomáticos, es quien más ha convencido al consejo.

Por primera vez en la historia, los aspirantes a la Secretaría General tuvieron este año oportunidad de presentar sus programas ante todos los Estados miembros, dentro de un gran esfuerzo de transparencia promovido por el presidente de la Asamblea General, el danés Mogens Lykketoft.

Sin embargo, las votaciones en el Consejo de Seguridad, aunque no tardan en filtrarse, siguen siendo secretas, algo que hoy Lykketoft no dudó en criticar.