La torre Eiffel cerró este miércoles por tercer día consecutivo por una huelga de su personal, que denuncia la gestión financiera de la empresa que opera el monumento, confirmaron los dos sindicatos que representan a los empleados a la AFP.

“Estamos decididos, y tenemos la impresión de que se lo toman a la ligera”, señaló Nada Bzioui, delegada sindical de Fuerza Obrera (FO), en la tercera jornada de una huelga en la que también participa la Confederación General del Trabajo (CGT).

“Me sorprendería que [la torre Eiffel] abra mañana” jueves, añadió Bzioui.

Ambos sindicatos, que representan a los 360 trabajadores del sitio turístico, convocaron la huelga para “denunciar la gestión actual” del monumento. El paro ocurre a cinco meses de los Juegos Olímpicos, que se celebrarán del 26 de julio al 11 de agosto. Esta situación se dio también hace unos meses: el 27 de diciembre, el día que se conmemoraba un siglo de la desaparición de Gustave Eiffel, las organizaciones sindicales causaron el cierre de la torre.

Las negociaciones concluyeron el martes sin acuerdo, debido a que no se atendió la petición de los dos sindicatos de contar con un representante del ayuntamiento, accionista ultramayoritario (99%) de SETE, la empresa que gestiona el edificio.

Los sindicatos denuncian que el ayuntamiento impone un modelo de negocio “insostenible” debido a un desequilibrio entre los ingresos y los gastos, exacerbado por la crisis de covid-19. Especialmente, critican a la Alcaldía por un “aumento exponencial en sus honorarios, de 8 a 50 millones de euros al año” y piden que sea posible consultar la modificación realizada al contrato de Delegación de Servicios Públicos que está vigente hasta el 2030, la razón fundamental de su descontento.

El equilibrio económico de la torre Eiffel se ha visto afectado por la pérdida de unos 120 millones de euros de ingresos durante los dos años de la crisis sanitaria (2020 -2021). El déficit no pudo ser superado siquiera por los 6,3 millones de visitantes que recibió en 2023, una cifra mayor que en 2019, antes de la pandemia.

A pesar de las medidas tomadas por SETE para recuperar los ingresos y estabilizar la situación económica, se siguen sumando las facturas. La más reciente es una por 130 millones de euros (aproximadamente US$140 millones), que se refiere a los costos de renovación.

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