La necesidad de una tregua humanitaria inmediata en Gaza es el principal mensaje compartido por los participantes de la conferencia internacional organizada este jueves por Francia, que pone más presión a Israel para poder aliviar la situación de la población civil, descrita como catastrófica.

El presidente francés, Emmanuel Macron, anfitrión y artífice de esta cita en la que no participó Israel, a la que los países árabes enviaron en el mejor de los casos a ministros y Estados Unidos a una subsecretaria de Estado, subrayó el consenso sobre “la pausa humanitaria inmediata y la preparación de un alto el fuego”.

Macron, que anunció que su país aumentará la ayuda humanitaria a la Franja de Gaza hasta 100 millones de euros este año, reconoció que “frente al terrorismo, Israel tiene derecho a defenderse” pero “tiene también una eminente responsabilidad, la de todas las democracias: respetar el derecho y proteger a los civiles”.

El presidente francés condenó con dureza a Hamás y reclamó la liberación inmediata de los rehenes secuestrados el 7 de octubre, que es la condición previa de Israel para cualquier pausa en su ofensiva militar en el enclave palestino. Pero hizo hincapié en que “los civiles deben ser protegidos, y eso no es negociable”.

Israel no respeta el derecho humanitario, según la ONU

Los representantes de la ONU, como el comisario general de la agencia para los refugiados palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, fueron más lejos al exigir un cese el fuego porque la liberación de los rehenes “no puede justificar una guerra que no respeta el derecho humanitario”.

El responsable de los asuntos humanitarios de la ONU, Martin Griffiths, dijo que no basta con una pausa humanitaria porque lo que se necesita ante la situación “atroz” en la Franja de Gaza es que se establezca un flujo continuo de ayuda a los más de dos millones de habitantes, y eso sólo es posible con un alto el fuego.

En esa misma idea coincidieron la presidenta del Comité Internacional de la Cruz Roja, Mirjana Spoljaric Egger, y las ONG presentes como Médicos sin Fronteras, cuya presidenta, Isabelle Defourny, consideró que “un cese el fuego inmediato” es “la condición indispensable” para que se pueda prestar asistencia.

El presidente chipriota, Nikos Christodulides, desarrolló su propuesta de corredor humanitario marítimo desde uno de sus puertos, que garantizaría controles con presencia israelí de las mercancías que irían en mercantes protegidos por buques de guerra hasta las costas de Gaza, para asegurarse de que no sirven para el aprovisionamiento militar de Hamás.

Christodulides precisó que el desembarco del material (cada barco podría transportar hasta 2.000 toneladas) se haría en “una zona humanitaria neutra” y que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) estaría implicada.

La ANP exige el fin de la ocupación

Precisamente, el primer ministro de la ANP, Mohamed Shtayeh, fue el más duro en la condena de Israel, y el que más insistió en que para que “tenga sentido” el despliegue de una ayuda humanitaria “hay que poner fin a la guerra” pero también a la ocupación en todos los territorios palestinos.

Shayeh, que pidió a la comunidad internacional que “acabe con el doble rasero”, puso el acento en que “lo que hace Israel no es una guerra contra Hamás, sino una guerra contra todo el pueblo palestino”, que también afecta a Cisjordania, donde han sido “asesinados” 350 palestinos desde comienzos de año, y avisó de que no puede haber una solución que se limite a la Franja de Gaza.

Como representantes de las instituciones de la Unión Europea, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, aludieron en sus discursos a que la única solución a largo plazo es la de un Estado palestino junto a Israel.

Una idea que también defendió Celso Amorim, representante del presidente brasileño, que indicó que los “actos bárbaros” de Hamás en territorio israelí no justifican los ataques “indiscriminados” contra la población civil en Gaza.