La de Arnoldo Iguarán es una carrera deportiva construida a toda velocidad, pero no a la ligera. En sus más de 21 años como futbolista profesional, El Guajiro fue muchísimo más que el delantero estrella que Colombia conoce y así como hacía sus goles y gambetas en la cancha resultó siendo un verdadero maestro para sus colegas más jóvenes, muchos de los cuales fueron también estrellas del deporte colombiano. No les voy a agobiar con la lista, pero recordaré a uno, cuyo nombre tal vez les suene porque es tremendo referente del fútbol colombiano. Carlos Valderrama.

El Pibe no se cansa de repetir que Arnoldo Iguarán fue uno de los futbolistas con los que le resultaba más fácil jugar. Balón en profundidad y gol. Así de sencillo. También recuerda que si él logró mantenerse vigente durante tanto tiempo en el fútbol fue, en buena medida, porque cuando llegó a la selección Colombia tuvo de compañero al Guajiro, quien era el mayor del grupo y, sin embargo, era el que más corría y el que más entrenaba. Su disciplina le ayudó a marcar diferencia.

Ese testimonio de Valderrama es una prueba incontrovertible de las dos dimensiones de Iguarán como deportista: la del profesional talentoso y la del hombre disciplinado, esforzado, entregado a su labor. Aquel que siempre ha querido superar sus propias metas.

Iguarán, el goleador que llevó a Colombia al mundial de Italia 1990

Iguarán hizo 24 goles con la selección Colombia y estuvo 24 años como máximo goleador del equipo nacional, hasta que apareció Radamel Falcao, otro declarado admirador de su estilo de juego, insaciable cuando de hacer goles se trata.

Estuvo en el mundial de Italia de 1990 con la que muchos consideran como la mejor selección Colombia de la historia y, hasta el mismo Pibe lo reconoce, Colombia clasificó a ese mundial por culpa de Iguarán. Muchos recordarán el gol del Palomo Usuriaga en el repechaje contra Israel, pero los goles de Colombia en esa eliminatoria, los que nos dieron el derecho a jugar al citado repechaje, esos fueron de un Guajiro: Arnoldo Iguarán. Bueno, el quindiano Rubén Darío Hernández anotó uno muy bonito con la pierna derecha.

Iguarán los hacía con la derecha, con la izquierda y, otra especialidad de la casa, de cabeza. Ay del pobre defensa al que le tocara enfrentarse en velocidad con ese Iguarán que en los años 80 hacía los 100 metros planos en 13 segundos. Quienes no lo vieron y crean que es exageración, bien puedan, revisen en internet los videos de la época y diviértanse viendo cómo era que los arqueros rivales se le colgaban del cuello para frenarlo. Más curioso aun: ¡No lo podían tumbar!

Willington Ortiz recuerda las anécdotas de Arnoldo Iguarán como goleador en la selección Colombia

Metía goles hasta sin culpa, como me dijo Willington Ortiz, hablando con emoción de un partido de selección Colombia contra Venezuela en el que el viejo Willie recuerda que el arquero rival sacó con fuerza y el balón le pegó en la cabeza a Arnoldo, quien apenas venía caminando. Gol.

El Guajiro, o Guájaro, como también le dicen, se fue de Riohacha para Barranquilla en busca de oportunidades y estuvo a punto de ser fichado para Junior por La Bruja Verón, quien resultó yéndose al Cúcuta deportivo, a donde por fin lo llevó. De ahí pasó a equipos como Tolima, Santa Fe, Junior y Millonarios, el club en el que se volvió ídolo.

Ya no vive de hacer goles, pero les enseña a los nuevos talentos cómo es que deben hacerlos. Es el preparador de delanteros en el cuerpo técnico de Millonarios, al lado del técnico Alberto Gamero, quien también hizo parte del Millonarios campeón de los años 80 del siglo XX. Sí, volvió a casa después de una pausa de varios años en la que montó escuela de fútbol propia y hasta dirigió la de El Cerrejón, en su caribe natal. El Guajiro se había ido, pero no soltó el balón. Ni siquiera cuando aceptó actuar como invitado especial en conocidas series de televisión colombianas.

Arnoldo Iguarán anotó 189 goles en su carrera futbolística. Entre ellos, hizo 131 con Millonarios y 24 con la selección Colombia

Los hinchas embajadores y del fútbol colombiano tienen 189 razones para recordarlo con especial afecto. ¡Y cómo no! Si fue una de las figuras del Millonarios campeón en 1987 y 1988. Y salió goleador de la Copa Liberadores de ese año.

En 1987 tuvo lugar la inolvidable Copa América de Chile, en la cual Colombia dio las primeras muestras de un proceso que rompería la historia del fútbol del país. Francisco Maturana (quien durante varios años fue jurado del premio a los afrocolombianos del año de El Espectador y la fundación Color de Colombia) resultó elegido como el mejor técnico de esa Copa América de 1987. El Pibe Valderrama fue el mejor jugador. Y, si se les ocurre un nombre, díganme ustedes quién quedó como goleador: el Guajiro, Arnoldo Iguarán.

— “Nos faltó el título”, dice el Pibe Valderrama.

— “Se nos escapó”, señala con un suspiro el Guajiro.

Hoy, más de tres décadas después, no queremos que se nos escape la oportunidad de darle gracias a Arnoldo. Por recordarnos día tras día que La Guajira existe. Y que vale la pena apoyarla. Y que el país tiene una deuda enorme con esa hermosa región, como mencionaba hace un instante Fidel Cano.

Gracias por el fútbol bien jugado, por las alegrías de los goles. Por la fuerza para reponerse ante las derrotas y por esa inolvidable celebración a dos manos, con frenética velocidad y sonrisa desbordante. Gracias por la inspiración al Pibe y a la generación de fútbol de los noventa. Y a Falcao, y a Luis Díaz, y a tantos niños de todas las regiones de Colombia.

Por poner a la familia primero, por no perder nunca el contacto con su tierra, ni con sus raíces y por ser el premio a vida y obra en la ceremonia de los afrocolombianos del año 2023.