La presidenta Michelle Bachelet afirmó este domingo que en 18 meses de gobierno ha realizado «cambios de magnitud histórica» en Chile, y reafirmó su intención de iniciar un proceso constituyente para tener una nueva Constitución.

«Que no nos invada el pesimismo de los que quieren que todo siga igual. En estos 18 meses hemos realizado cambios de magnitud histórica», dijo Bachelet durante la conmemoración de los 27 años desde que en el plebiscito realizado en 1988 ganó la opción ‘No’ que determinó el fin de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

Ante miles de militantes de la Nueva Mayoría, el conglomerado de partidos de centro izquierda que apoyan su presidencia, Bachelet reafirmó su postura de iniciar un proceso constituyente para obtener una nueva carta magna que reemplace la actual que data de 1980, y que fue aprobada en un cuestionado plebiscito por el régimen de Pinochet.

«Iniciaremos en breve el camino de un proceso constituyente que parta desde la propia base social para garantizar que nuestra carta fundamental tenga una legitimidad democrática incuestionable«, aseveró la mandataria socialista.

La Constitución de Pinochet ha sufrido algunas modificaciones en estos 25 años de democracia, pero hasta ahora no se había planteado ninguna iniciativa para erradicarla completamente.

Asimismo, destacó los avances alcanzados en cuanto a la reforma educativa que su gobierno ha promovido y que busca acabar con el actual sistema educativo chileno heredado también de la dictadura y que es considerado uno de los más caros y segregados del planeta.

La mandataria ponderó además que durante su gobierno se logró el fin del sistema electoral binominal implementado también en dictadura, y se instauró el voto chileno en el extranjero, como también la aprobación de una reforma tributaria.

Bachelet afronta la más baja popularidad para un mandatario chileno desde el retorno a la democracia en 1990 (22%) luego de que su hijo mayor, Sebastián Dávalos, y su nuera Natalia Compagnon fueran investigados por la justicia por el «uso de información privilegiada» y «tráfico de influencia» tras una millonaria compra y venta de terrenos en el sur de Chile.

«Hemos cometido errores y lo hemos reconocido. Lamentamos no poder haber hecho las cosas mejor cuando era necesario«, aseveró Bachelet.