El presidente boliviano Evo Morales refutó este martes un informe anual de EE.UU. que nuevamente reprueba a Bolivia y otros países, entre ellos Colombia y Venezuela, por sus resultados en la lucha antidrogas y dijo que, al contrario, su país mejoró sin ayuda estadounidense.
Morales comentó en un acto público el informe del gobierno estadounidense sobre la lucha antidrogas en el que señala que Bolivia, pero también Colombia, Perú, Venezuela o México incumplieron sus compromisos contra el tráfico y producción de drogas en los últimos 12 meses.
«Los datos de las Naciones Unidas, de la Unión Europea, felicitan y reconocen el esfuerzo que hacemos en la lucha contra el nacotráfico, sin la (agencia antidrogas de EEUU) DEA, sin bases militares», afirmó el gobernante.
En el poder desde 2006, Morales congeló hasta la mínima expresión las relaciones políticas con la Casa Blanca y expulsó en 2008 a la DEA, a la que acusó de impulsar supuestos planes de desestabilización política interna en favor de la derecha.
La agencia norteamericana antidroga prestaba ayuda económica, asesoramiento policial y apoyo en inteligencia, tareas que pasaron directamente a control del Estado boliviano.
El mandatario también expulsó el mismo año al embajador norteamericano y la Casa Blanca hizo otro tanto. Desde entonces las legaciones funcionan a nivel de encargados de negocios.
EE.UU. suele reprobar todos los años al gobierno por sus esfuerzos antinarcóticos.
Bolivia se incautó en 2015 de un total de 20 toneladas de cocaína, entre pasta y clorhidrato, y hasta el año pasado bajó sus cultivos de coca, principal insumo para fabricar droga, a 20.200 hectáreas.
El cultivo de coca es legal en Bolivia hasta las 12.000 hectáreas para fines tradicionales, como mascada, infusión y rituales religiosos ancestrales, aunque el gobierno planea cambiar la norma para subir la frontera agrícola de la planta a 20.000 hectáreas.
Un estudio financiado por la Unión Europea señala que el país sudamericano sólo necesitaría 14.700 hectáreas para tales fines legales.