El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) dijo que pagará la factura de electricidad para evitar que 600.000 personas que viven en la región separatista oriental de Ucrania se queden sin agua, tras la interrupción del suministro energético a las estaciones de bombeo.
Se trata de una medida de emergencia y excepcional, aclaró la organización humanitaria, que consideró que este es el único medio para evitar que la población, que ya padece las consecuencias de un conflicto armado latente, sufra todavía más.
Los beneficiarios serán los habitantes de ambos lados de lo que se denomina «línea de contacto» en la provincia de Lugansk y que separa a los que viven en zonas controladas por los grupos separatistas y el resto de Ucrania.
Los rebeldes se levantaron en armas contra el Gobierno de Kiev en abril de 2014 y consiguieron tomar el control de importantes áreas en dos regiones de Ucrania -Donestk y Lugansk- fronterizas con Rusia, que les brindó apoyo con material bélico y hombres, según ha denunciado repetidas veces la ONU.
Frente a la interrupción del suministro eléctrico, «vamos a tomar un paso sin precedentes para evitar un problema humanitario grave», indicó mediante un comunicado el representante del CICR en Ucrania, Alain Aeschlimann.
Sin embargo, advirtió de que se trata de una solución temporal que permite «comprar tiempo», pero que no resuelve el problema de fondo y que depende de una arreglo político.
«Si no se hace nada, la gente en el área afectada pasará un invierno muy crudo, sin calefacción ni agua… mantener el suministro de agua para hospitales, escuelas, orfanatos e instituciones sociales es vital«, sostuvo Aeschlimann.
El nudo del problema radica en que la estación de bombeo de agua que abastece a las áreas dominadas por los rebeldes se encuentra en zonas controladas por el Gobierno ucraniano y dejó de funcionar en los últimos días debido a los recibos impagados.