Aunque pueden producirse todo el año, es durante los meses de verano cuando las intoxicaciones alimentarias resultan más frecuentes. Los motivos principales: la variación de los hábitos de preparación de los alimentos debido al cambio del lugar de residencia durante las vacaciones, y la aparición de gérmenes provocada por las elevadas temperaturas.
Para evitar su aparición deberemos seguir una serie de precauciones y unos hábitos correctos de higiene que a continuación te resumimos, y que nos llegan de la mano del ‘Instituto Silestone’. Toma nota:
- Examinar el aspecto externo del producto fijándonos que la etiqueta contenga información referente a los ingredientes, condiciones de conservación y fecha de caducidad.
- No romper la cadena del frío, ya que a temperatura ambiente las bacterias se multiplican.
- No mezclar alimentos crudos con alimentos cocinados para evitar la posible transmisión de microorganismos mediante la contaminación cruzada.
- Limpiar los utensilios y superficies cada vez que se manipule un alimento diferente, recordando que las manos del manipulador son un utensilio más.
- Cocinar los alimentos mediante tratamientos prolongados a altas temperaturas (fritura, horno, guiso, etc.), puesto que son los métodos de higienización más eficaces.
Y SI NOS VAMOS DE PICNIC…
- Prepara las ensaladas a base de vegetales crudos y embutidos en el último momento, habiéndolos lavado bien en casa (el lugar más higiénico para hacerlo).
- Si haces tortilla de patatas, cocínala con antelación para poderla enfriar y cuajar bien el huevo.
- Evita las salsas que contengan huevo (si son comerciales, se deben consumir en un espacio breve de tiempo para evitar recontaminaciones).
- Conserva en frío hasta el último momento los lácteos y postres hechos con huevo.
- Comprueba que la carne está bien cocinada para garantizar la eliminación de gérmenes.
- No mezcles utensilios ni recipientes para alimentos crudos y cocinados.