Río de Janeiro.- Habrá un nuevo campeón en la Copa Mundial de Fútbol. El monarca España se irá a casa mucho más rápido de lo esperado, y fue un equipo latinoamericano el que puso el último clavo en el ataúd.

Chile hizo un gran juego táctico, le dio el balón a una alicaída España, y aprovechó sus oportunidades frente a gol para derrotar a los vigentes campeones, 2-0, en el Estadio Maracaná, y así certificar su pase a los octavos de final de Brasil 2014.

Los chilenos acompañarán a Holanda como los clasificados del Grupo B, y ambas selecciones se enfrentarán el próximo lunes para decidir quién pasará como líder. Holanda superó hoy a Australia por 3-2.

Por segundo Mundial consecutivo, el campeón no avanzó de la fase de grupos. Italia falló en clasificarse a octavos de final en la Copa de Sudáfrica 2010.

Fue una batalla de dos selecciones conocidas como “La Roja”, pero fue la americana la que salió por la puerta ancha. La táctica de Chile era sencilla: no buscar quitarle el balón a España, sino aprovechar todas sus oportunidades a la contra. Y con una gran eficacia, así lo hizo.

Chile jugó “de local” en Maracaná, arropado por miles de chilenos que fueron mayoría contra unos aficionados ibéricos que apenas se sintieron.

La defensa de España no está pasando por sus mejores días, y Chile aprovechó. En el minuto 20, Eduardo Vargas le ganó un mano a mano al arquero Iker Casillas y envió el balón al fondo de las redes, desatando la locura en las gradas chilenas. El campeón recibió el primer golpe.

España buscó mantenerse fiel a su estilo, pero fue inútil. A mediados de la primera parte, los europeos tenían el 64 por ciento de la posesión del balón, pero ahí quedaba el asunto. Las oportunidades eran pocas antes una defensa chilena que se mantenía firme en lo suyo, a la vez que Claudio Bravo se ganaba sus “habichuelas” como portero.

El segundo gran golpe llegó en el minuto 43. Alex Sánchez cobró una falta directa y Casillas tapó el tiro con los puños, pero el balón le cayó a Charles Aránguiz, quien soltó un disparo que batió al capitán español.

El marcador leía 2-0, y el lenguaje corporal de España comenzaba a delatar frustración. Los jugadores comenzaban a arrastrar los pies en el terreno, pensando tal vez en la titánica labor que tenían por delante.

Pero sin importar las palabras que se hayan dicho en el descanso de medio tiempo, nada cambió para España en la segunda parte. Chile seguía a lo suyo, a defender con garra y buscar cualquier contraataque.

España no encontró antídoto, y comenzará a empacar las maletas. Pero antes tendrá que enfrentarse a Australia el lunes, en un partido sin nada en juego y entre dos equipos con dos derrotas corridas. Una despedida inimaginable para esta selección española que marcó época.