A meses de dar inicio de unas nuevas justas olímpicas en París, conversar con Michael Phelps, el máximo medallista de la historia de estas competencias, fue una oportunidad de oro. A lo largo de una conversación tranquila y personal, el Tiburón de Baltimore habló sobre la estricta rutina de entrenamiento que conservó durante 20 años, así como del nivel de sacrificio y mentalidad competitiva requeridos para participar en competencias de alto nivel. Para esta leyenda, que ganó 23 oros olímpicos en diferentes modalidades de natación, el éxito está en la preparación.

Sin embargo, Phelps sorprendió a la audiencia cuando explicó que su mayor triunfo no estaba relacionado con galardones y récords mundiales. En un momento íntimo dejó ver su lado más humano y habló sobre su lucha contra la depresión y la importancia de mantener la salud mental como un tema de conversación libre de prejuicios.

Para dar contexto, Phelps recordó el episodio de 2009, cuando la prensa británica filtró unas imágenes suyas consumiendo cannabis, lo cual conllevó a una serie de sanciones disciplinarias por parte de la Federación Estadounidense de Natación, así como a la cancelación de muchos de sus patrocinios comerciales. En ese momento, sintió que su reputación estaba arruinada, solo un año después de haber alcanzado la gloria en Bejing 2008, cuando ganó ocho preseas doradas.

“Cuando tú mismo y todo el planeta solo espera que ganes todas las competencias, vienes de batir todos los récords y sabes que debes hacer todo por superarlo, dejas de percibirte como una persona; me veía únicamente como un nadador profesional que no tenía derecho a tener nada adicional en su vida”, mencionó Phelps.

Fue precisamente en ese momento que el nadador sintió que por primera vez en su vida no tenía todo calculado: “Visualizaba cada segundo de mi carrera, lo bueno, lo malo y lo peor que podría pasar, por eso, cuando se me rompieron las gafas en la final de los 200 m mariposa en Beijing o cuando se me rompió el gorro segundos antes de saltar en la piscina en relevos, pude mantener la calma y saber precisamente qué hacer… cuando ya no puedes hacer lo mismo que hacías todos los días te enfrentas a una realidad, que no te conoces a ti mismo, y fue cuando empecé a descubrir que no estaba bien”.

Luego de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, donde tuvo su peor actuación en unas justas olímpicas desde Sídney 2000, Phelps admitió que necesitaba ayuda y habló abiertamente sobre la depresión por primera vez. En este punto de la conversación con El Espectador, reveló lo que fue el mensaje más importante de su viaje a Bogotá: “Lo que percibimos como negativo también tiene un valor, pero lo más importante siempre va a ser el autocuidado, dejar salir los sentimientos, conocerlos y aprender a controlarlos. Lo peor hoy en día para mí es cuando veo noticias de amigos, personas con las que compartí la villa olímpica, que se han quitado la vida. Es algo que todos tenemos la responsabilidad de prevenir”.

Tras su retiro, luego de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016, Phelps se ha convertido en un vocero sobre la importancia de la salud mental en los atletas de alto rendimiento, creando una fundación que busca dar protagonismo a esta conversación en todos los ámbitos del deporte. También busca promover herramientas que ayuden a deportistas a buscar ayuda antes de que sea demasiado tarde.

“Cada vida que podamos salvar juntos es una victoria mucho más importante que cualquiera de las medallas que gané en mi carrera”, agregó el nadador.

Michael Phelps aprovechó el espacio para enviar un saludo especial a los atletas que serán parte de la delegación colombiana de cara a los próximos Juegos Olímpicos en París el próximo año: “Disfruten los Juegos, aprovechen cada momento y no olviden que lo más importante son ustedes mismos. No tengan miedo de levantar la mano y aprovechar las redes de apoyo que tienen en casa”.