Pese a que las medidas de seguridad para la Asamblea General de la ONU han sido rigurosamente estrictas, esto no impidió que más de un centenar de personas se instalara en cercanías de la sede principal de este organismo en Nueva York.

Pancartas pidiendo justicia por el caso Ayotzinapa, en México, o en contra del presidente cubano, Raúl Castro, resaltaron entre cientos de banderas de todos los países.

“No fueron dos ni fueron tres, fueron 43 los desaparecidos, exigimos justicia ante el silencio del gobierno mexicano. Queremos que Peña Nieto hable sobre el tema en las Naciones Unidas y que su intervención de hoy nos dé respuestas” indicó a El Espectador Diego Peña, uno de los manifestantes.

Las protestas en contra del gobierno cubano tampoco fueron menos, en medio de la expectativa mundial por el histórico discurso de Raúl Castro -que estaba previsto para cerca de las 2:15 de la tarde y que tuvo un retraso a causa de demoras en la agenda de la ONU- varios disidentes se aglomeraron en la esquina de Manhattan que da a una de las entradas de Naciones Unidas para extender carteles con la fotografía del líder cubano calificándolo de genocida. “Más de 50 años de corrupción”, señalaba uno de los carteles que llamaba a la democracia en Cuba.

“Que Castro esté aquí no significa la aprobación del mundo entero a sus políticas, Cuba requiere de una democracia urgente porque no podemos permitir más que se sigan dando más de 50 años de asesinatos y prisioneros políticos. Es por esto mismo que levantar el embargo significaría abrirle las puestas a un genocida”, dijo por su parte Manuel Torres.

Y es que el evento de alto nivel de la ONU se ha convertido en una oportunidad para que personas de todo el mundo muestren su descontento frente a diferentes momentos políticos que vive cada uno de sus países. Nacionales de Ruanda, Rusia, entre otros alzaron sus voces con la esperanza de ser escuchados por medios de comunicación y diplomáticos.

La escena contrastó con el recibimiento que tuvo el viernes el papa Francisco al inicio de su discurso el viernes pasado ante la ONU, día en el que miles de personas se aglomeraron para saludar al sumo pontífice y aplaudir su posición a favor del medio ambiente y en contra de las armas nucleares, entre otros temas.