Los dos principales candidatos a las elecciones legislativas en Israel redoblaron esfuerzos en el último día de campaña de unas elecciones que se anuncian reñidas. Mientras Benjamin Netanyahu agitaba el espectro de una derrota de la derecha, Benny Gantz prometía poner fin al reinado del primer ministro saliente.

Más de seis millones de israelíes están convocados a las urnas el martes para elegir a los 120 diputados de la Knesset. La carrera será una incógnita hasta el final para saber si será elegido como presidente el inamovible actual primer ministro o el general sin experiencia política Reuven Rivlin.

En los últimos días, Netanyahu, de 69 años y que gobernó el país durante más de 13, ha hecho todo lo posible para conseguir un quinto mandato.

Como en 2015, ahora en el último minuto se sacó un as de la manga al afirmar que estaba dispuesto a anexar las colonias israelíes de Cisjordania, territorio palestino ocupado desde hace más de 50 años por Israel.

Las colonias instaladas en los territorios palestinos ocupados por Israel desde 1967 son ilegales desde el punto de vista del derecho internacional y una gran parte de la comunidad internacional las ve como un gran obstáculo para la paz.

En esta recta final de la campaña, Netanyahu busca movilizar a los electores de derecha para que voten a su partido, Likud. Las otras formaciones de derecha consideran sin embargo está táctica muy peligrosa, ya que Likud podría necesitarlas para formar gobierno, pero algunas de ellas podrían no acceder al Parlamento por no tener suficientes votos.

«El partido más importante ahora» es la lista Azul-Blanco de Gantz, declaró Netanyahu a la red de información Arutz Sheva, «y son ellos los que van a formar gobierno», dijo. «Hay que votar Likud porque debemos reducir la brecha», insistió.

«Necesidad de cambio» 

A lo largo de su campaña, Netanyahu ha reducido a sus rivales a «izquierdistas», cuando expertos aseguran que la alianza Azul-Blanco se sitúa más bien en el centro-derecha. También ha hecho valer su experiencia en el plano internacional frente a la poca trayectoria política de su adversario.

Además, ha asegurado que el presidente estadounidense, Donald Trump, está al corriente de sus intenciones de anexión en Cisjordania.

Los últimos sondeos autorizados situaban el viernes codo a codo a Likud y a la alianza Azul-Blanco. Pero los posibles 30 escaños que podrían obtener cada uno los dejan muy lejos de la mayoría absoluta (61 de 120) y tendrían que aliarse con otras formaciones. Las proyecciones de voto para las otros partidos son más bien favorables a un bloque de derechas, dirigido por Netanyahu.

Gantz por su parte insistió en poner fin a los años de Netanyahu en el poder. «Hay una necesidad de cambio, y hay una posibilidad de cambio», dijo a la radio militar. El general pone de relieve además su imagen reconciliadora, después de las divisiones que han surgido, según él, durante los años Netanyahu.

«La gente lo sabe bien. No es la derecha la que está en peligro. Es Netanyahu quien está en peligro», dijo.

Para evitar conclusiones prematuras, los expertos advierten del peso de los indecisos. Y también citan la posibilidad de que algunas listas que podrían aliarse al Likud no consigan el 3,25% de los votos para tener representación parlamentaria.