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El 96 por ciento de los militares de EE. UU. que participó en las guerras de Irak y Afganistán después de los atentados del 9/11 se siente orgulloso de haberlo hecho, pero sólo el 34 por ciento cree que mereció la pena, según un estudio difundido este miércoles por el ‘Pew Research Center’.

El informe, que analiza la actitud de los veteranos y la visión del público sobre los militares, se basa en dos encuestas a 1.853 veteranos de guerra, de los cuales 712 sirvieron en las Fuerzas Armadas después de los ataques del 9/11, y a 2.003 civiles (Vea acá el especial de los 10 años del 9/11).

Cuando se cumple el décimo aniversario de la guerra de Afganistán, que se ha convertido en el conflicto más largo de la historia de EE. UU., los veteranos mantienen posiciones diferentes sobre si, en la relación coste-beneficio, ambas guerras han merecido la pena.

Sólo el 34 por ciento de los veteranos que participó en las operaciones después del 9/11 cree que ha merecido la pena luchar en ambas guerras, mientras que el 33 por ciento cree que no.

El 51 por ciento cree que «la dependencia excesiva de la fuerza militar genera el odio que engendra más terrorismo», mientras que sólo cuatro de cada diez dicen que una «abrumadora» fuerza militar es la mejor manera de derrotar al terrorismo.

No obstante, si se les pregunta por separado, el 50 por ciento de estos veteranos cree que la guerra de Afganistán sí ha valido la pena y el 44 por ciento apoya la operación llevada a cabo durante ocho años en Irak.

En el caso del público, sólo el 28 por ciento apoya ambas guerras, frente al 45 por ciento que cree que ninguna de las dos merece el esfuerzo.

El 44 por ciento de los militares que sirvieron después del 9/11 reconoce que tuvo problemas para volver a la vida civil, frente al 25 por ciento de los que participaron en otras guerras. Las relaciones familiares y la salud de estos veteranos también se ha visto más afectada que en épocas anteriores.

El 37 por ciento de los combatientes posteriores al 9/11 padece estrés postraumático, frente al 16 por ciento de otros veteranos, y el 48 por ciento ha reconocido padecer tensiones familiares y arrebatos de ira.

La gran mayoría, el 84 por ciento, considera que la sociedad no entiende los problemas que los militares y sus familias enfrentan, algo en lo que está de acuerdo el 71 por ciento del público.

El 47 por ciento de los militares que sirvieron después del 9/11 indicaron que alguien que conocían o que fue destinado con ellos murió en el campo de batalla. Seis de cada diez indicaron que alguno de sus compañeros resultó gravemente herido y uno de cada seis de los consultados padeció heridas graves.

Según el portal iCasualties, que lleva un recuento independiente de militares muertos en ambas guerras, Estados Unidos ha perdido 1.801 soldados desde que comenzó la guerra en 2001 en Afganistán y 4.477 desde que inició las operaciones en Irak en 2003.