Fue en 1999 cuando se abrió un proceso por el caso de 105 víctimas del Plan Cóndor -sistema criminal de coordinación de operaciones entre las cúpulas de los regímenes dictatoriales del Cono Sur con la CIA en los años 70s y 80s-. De ellos 45 eran uruguayos, 22 chilenos, 13 paraguayos, 11 bolivianos y 14 argentinos.

El proceso llegó a jucio en 2013 y dos años después se conoció el veredicto. Un tribunal argentino condenó el 27 de mayo de 2015 al exdictador Reynaldo Bignone y al coronel retirado uruguayo Manuel Cordero, entre otros 13 acusados, por el Plan Cóndor.

De los 18 acusados que esperaban este veredicto tras el juicio iniciado en 2013, uno murió hace unos días, 15 fueron condenados y dos resultaron absueltos. Las condenas por “asociación ilícita” y otras responsabilidades van de 8, 12, 20 y 25, dependiendo de los casos probados a cada uno de los exmilitares acusados.

Los implicados, en su mayoría ya condenados por otras causas, dieron forma a un plan de secuestro, tortura y asesinato de opositores bajo los regímenes dictatoriales en Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia.

De 88 años, Bignone fue condenado a 20 años como autor “penalmente responsable de integrar una asociación ilícita en el marco del denominado Plan Cóndor”, dijo el juez Oscar Almirante, al leer el veredicto. Bignone fue el último presidente de facto que tuvo Argentina en la dictadura militar que entre 1976 y 1983 dejó unos 30.000 desaparecidos, según organismos humanitarios.

«¡30.000 detenidos, desaparecidos! Ahora y Siempre», gritaron al término del veredicto en una sala abarrotada de familiares y abogados de las víctimas, entre ellas Nora Cortiñas, presidenta de la organización Madres de la Plaza de Mayo Línea fundadora.

Testigos del horror

Unos 300 testigos desfilaron durante el proceso, inédito también por la cantidad de documentos de prueba.

“Es una condena satisfactoria. Es el primer uruguayo condenado por el caso de mi mamá. Me hace pensar ¿Y en Uruguay cuándo?”, dijo a la AFP Macarena Gelman al agregar que en algún sentido “justicia es reparación”.

La activista humanitaria Cortiñas celebró que “Argentina sea hoy una ventana al mundo para mostrar que se puede”, aunque “el éxito hubiera sido que nos encontráramos con nuestros hijos e hijas”, lamentó esta madre de un militante político desaparecido en 1977.

Algunos testigos viajaron desde Paraguay como Federico Tatter, periodista de 56 años, hijo de un militar paraguayo desaparecido tras pasar por el centro de tortura argentino el Olimpo, cuyos presos fueron lanzados en su mayoría al Rio de la Plata desde aviones militares.

El general retirado Santiago Omar Riveros, de 92, exjefe de Institutos Militares del Ejército, sumó el viernes 25 años de cárcel.

Fuente: El Espectador