A pesar de los resultados de la encuesta del programa de actualidad de la televisión holandesa “EenVandaag”, en la que la mayoría de los holandeses piensa que es necesaria un cambio en la constitución para que el rey pague impuestos como cualquier ciudadano, el rey goza de gran aceptación y así se vio este miércoles en la tradicional fiesta del rey con motivo de su cumpleaños 49, donde Holanda celebró la tradicional fiesta nacional con música, mercadillos, ferias, conciertos y bailes.

Eran las once de la mañana cuando la familia real de los Países Bajos llegó al centro de Zwolle, ciudad ubicada al noroeste de Holanda. Allí, bajo una temperatura que se aproximaba a los ocho grados y un sol brillante, miles de holandeses vestidos de color naranja, con coronas de plástico, pelucas, gafas gigantes y collares en flores del mismo color, alzaban los brazos y daban la bienvenida al rey Willem Alexander, a la reina de origen argentino Máxima Zorreguieta, a sus hijas Amalia, Ariane, Alexia y a los príncipes y princesas de la familia real holandesa.

Segundos después el alcalde de la ciudad, Henk Jan Meier, los saludó, les dio la bienvenida y en seguida se escuchó el sonido de unos violines y la voz de un grupo de cantantes que dieron comienzo el show. La gente, emocionada, tomaba fotos y estiraba sus manos para poder tocar a los reyes y a las princesas, mientras ellos, sonriendo, agradecían y recibían las flores, los regalos que la gente les entregaba y alzaban sus manos a lo alto saludando al público. “Se siente muy bien ver a los reyes y a las princesas” dijo Lex Damian, un niño de nueve años que estaba entre el público. “Es una oportunidad especial que uno no tiene todos los días” concluyó.

Después un músico holandés entonó una melodía en piano y el recorrido a pie, continuó entre el sonido de tambores, canciones en rap, mientras las princesas pintaban sobre un grafiti en una pared de 12 metros y mientras la gente, acompañada de la familia real, cantaba al rey la clásica canción de cumpleaños en holandés. El rey agradecía, la gente entregaba más flores, más regalos y un coro de niños cantaba para ellos mientras les hacían la venia y una filarmónica con más de 30 personas en escena tocaba un par de canciones mientras bailarines y artistas presentaban un performance.

Después pasaron por unas plazas que se adecuaron previamente como campos de voleibol, basquetbol y hockey. Los príncipes jugaron y después vieron los simuladores de patinaje, fútbol y bicicletas estáticas. Tomaron un bote hacia un lugar donde miles de holandeses más los esperaban en otro concierto y allí el rey cantó y habló al público. “Todo el mundo estaba asustado porque los pronósticos del clima indicaban que iba a llover y que sería el día del rey más frío de la historia” dijo el rey Willem Alexander. “Pero estamos felices porque es un hermoso día del rey, el sol brilla, todo el mundo está feliz y es fantástico, muchas gracias” puntualizó.

Hace más de cien años de esta tradición holandesa, y a pesar de los años y de los cambios sociales, la gente sigue celebrando la fiesta con el mismo entusiasmo y con la misma euforia que desde 1885 cuando se celebraba en agosto, por motivo del cumpleaños de la reina Guillermina y que continuó por décadas hasta el reinado de la reina Juliana en 1948 y pasó a celebrarse el 30 de abril, hasta 1980 año en el que abdicó y pasó al trono a su hija Beatriz, quien decidió conservar la fecha en memoria de su madre. Desde hace dos años, con la abdicación de la princesa Beatriz, su hijo Willem Alexander pasó al trono y la fecha pasó a celebrarse el 27 de abril por motivo de su cumpleaños.

Desde entonces, el rey recibe aproximadamente 900.000 euros al año, cuenta con 4,5 millones de euros para financiar los gastos de la casa real de Holanda y además, tanto él como la familia real de Holanda, están exentos de pagar impuestos. Por tal motivo y coincidiendo con esta fiesta nacional, el programa de actualidad de la televisión holandesa “EenVandaag” publicó el resultado de un estudio en el que le preguntó a más de 30.000 holandeses su opinión sobre la situación actual de la realeza.

Según los resultados, el 61% de los encuestados apoya que se apruebe un cambio constitucional para que los miembros de la familia real tengan que pagar impuestos como cualquier otro ciudadano holandés. Sin embargo, el rey goza de gran aprobación popular, pues el 77% dice tener confianza en él y valoran positivamente su respuesta en asuntos importantes en Europa como la crisis de los refugiados y los ataques terroristas en París y Bruselas.

Y ese cariño y esa aceptación popular se nota en un día como hoy. Un día festivo en Holanda, en el que por ley nadie va a trabajar y en el que las calles del país se tiñen de color naranja, las casas izan la bandera del país durante todo el día y en ciudades principales como Amsterdam, La Haya y Utrecht, miles de holandeses, vestidos de naranja, salen a las calles a cantar, a tomar cerveza y a celebrar. Otros prefieren abrir frente a sus casas los famosos mercadillos, una especie de mercado informal, en la que los holandeses pueden vender cosas que ya no usen a precios muy bajos. Y otros prefieren acudir a la visita oficial de la familia real en Zwolle, a cantarle la canción del cumpleaños al rey, a darle flores y regalos, a estirarle su mano para poder tocarlo y a entonar, junto a él y la familia, a una sola voz, el himno nacional del país.