La reciente decisión del gobierno de Nicolás Maduro de cancelar la emisión de los canales Caracol y RCN en su país generó rechazo internacional.  No es la primera vez que ese gobierno es acusado de atentar contra la libertad de prensa.

En el 2007, el chavismo decidió suspender la licencia del canal de televisión abierta RTVC. En febrero de 2014, Maduro anunció que cancelaría la señal de NTN24. Luego vino CNN. Según la ONG Ipys, se han cometido casi 3 mil casos de violaciones a la libertad de prensa en Venezuela.

Lo de los canales colombianos, dados los antecedentes, se veía venir, pues como le dijo la periodista de Latina Televisión Mónica Delta, a Caracol, “los dictadores tienen siempre la misma forma de actuar y lo primero que hacen es acallar cualquier voz crítica”.

En efecto, el de Venezuela no es el único gobierno que libra sus guerras contra la prensa. Según un reciente informe de Human Rights Watch, en Camboya, el gobierno encabezado por el primer ministro Hun Sen últimamente ha escalado en sus esfuerzos por limitar la libertad de expresión.

Esta semana, Sen anunció la expulsión del Instituto Nacional Democrático (NDI), con sede en Estados Unidos, amenazó con cerrar el periódico independiente The Cambodia Daily.

«The Cambodia Daily ha servido como un pilar importante de noticias independientes y críticas objetivas durante 25 años, incluso mientras la tolerancia del gobierno hacia puntos de vista críticos ha disminuido notablemente», dijo Phil Robertson director adjunto para temas relacionados con Asia, en Human Rights Watch.

«Cerrar el Diario sería un golpe devastador para la libertad de prensa que tendría un impacto mucho más allá de los lectores del periódico».

Además, la presidencia de Sen también canceló las licencias de la empresa Mohanokor Radio, propiedad de un parlamentario integrante de la oposición.

«El cierre del gobierno camboyano de medios de comunicación independientes demuestra que Hun Sen está intensificando sus esfuerzos para frenar las críticas a su gobierno», dijo Robertson, «Los diplomáticos y los donantes deberían poner en conocimiento de un Sen que si no retrocede, las elecciones en 2018 no serán consideradas creíbles«.