El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, comenzó este domingo su gira por tres países de África. Su visita se considera parte de una competencia entre Rusia y las potencias occidentales por el apoyo de los países africanos en medio de la guerra en Ucrania. De hecho, su viaje se dio luego de las giras al continente de Sergey Lavrov, ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, y del presidente francés, Emmanuel Macron.

Con todo y eso, Blinken dice que Estados Unidos aspira a lograr una verdadera asociación con África, y no trata de sobrepasar a otras potencias mundiales en la influencia en el continente. “Nuestro compromiso con África es una verdadera colaboración, no se trata de adelantar a nadie más”, declaró Blinken en una rueda de prensa junto a su homóloga sudafricana, Naledi Pandor. “No queremos una relación desequilibrada y transaccional”, agregó.

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El jefe de la diplomacia estadounidense visitó el monumento de Hector Pieterson en Soweto, icónico distrito de antiguos guetos de Johannesburgo, que conmemora a un estudiante asesinado en 1976 cuando protestaba contra el régimen segregacionista del Apartheid. Este lunes, encabezó en Pretoria el Diálogo Estratégico EE. UU. – Sudáfrica para reforzar y profundizar la cooperación bilateral.

¿Por qué es clave África en este escenario?

Desde hace rato, mientras disminuye la presencia e influencia francesa en el continente, particularmente con la retirada de Malí, se viene evidenciando una relación cada vez más estrecha entre países africanos y Rusia, así como con China. Para Moscú es de interés extender su influencia económica, política y militar en sus esfuerzos por contrarrestar el peso que Occidente tiene en el mundo.

Sudáfrica, la economía africana más desarrollada y el mayor socio comercial de Washington en el continente, es uno de los muchos países africanos que han mantenido una postura neutral sobre la guerra de Rusia en Ucrania y no han criticado públicamente a Moscú. Sin embargo, el continente sí se está viendo particularmente afectado por los efectos de la guerra lanzada por Rusia en Ucrania, pues la subida del precio de los alimentos y otros productos básicos provocada por el conflicto, ha empujado a millones de africanos a una crisis alimentaria.

Hace poco más de una semana, desde Uganda, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, sostuvo que “El papel del continente africano en nuestra política exterior aumentará y lo hará de una manera significativa. Esto sucedería independientemente de lo que ocurre en las relaciones con Occidente”.

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Por su parte, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, sostuvo en su gira por varios países africanos que Rusia está usando la comida y la energía como “armas de guerra”. “Hemos sido atacados por algunos que dicen que las sanciones europeas son las causantes de la crisis alimentaria mundial. (…) Esto es totalmente falso”, afirmó el mandatario.

La agenda de Blinken en África

Se espera que Blinken participe el martes en Johannesburgo en la celebración del Día Nacional de la Mujer en el país. En la República Democrática del Congo (RDC), el 9 y 10 de agosto, el secretario de Estado se reunirá con altos funcionarios del Gobierno congoleño y representantes de la sociedad civil para abordar cuestiones de interés mutuo, como garantizar elecciones libres, inclusivas e imparciales en 2023.

Blinken también apoyará los esfuerzos regionales africanos para promover la paz en el este de la RDC, donde operan más de cien grupos armados, y la región más amplia de los Grandes Lagos. Finalmente, el titular de Asuntos Exteriores viajará a Ruanda del 10 al 11 de agosto para entrevistarse con altos funcionarios del Gobierno ruandés y miembros de la sociedad civil.

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Según el Departamento de Estado, el secretario se centrará en “el papel que puede desempeñar el Gobierno de Ruanda para reducir las tensiones y la violencia en curso en el este de la RDC”. Asimismo, planteará “preocupaciones sobre la democracia y los derechos humanos”, incluida la detención del residente permanente legal de EE. UU. Paul Rusesabagina”.

Rusesabagina, el exgerente que inspiró la película “Hotel Ruanda” (2004) sobre el genocidio de 1994, fue condenado a 25 años de cárcel en 2021 por delitos de terrorismo, pero su familia y organizaciones pro derechos humanos cuestionaron la imparcialidad del juicio.

Con información de Efe y Afp*