Austin – El autor del tiroteo de este miércoles en la base militar de Fort Hood, en Texas, Iván López, no tenía objetivos concretos al disparar, según las autoridades militares, que apuntan a la salud mental del soldado como causa que cobra importancia para explicar la tragedia.

El tiroteo de este miércoles dejó cuatro muertos, entre ellos el presunto atacante, que se suicidó, y dieciséis heridos, de ellos tres que siguen en estado crítico. Todas las víctimas son militares.

«Podría haber un disputa verbal con otro soldado o soldados y hay una fuerte posibilidad de que este hecho fuera inmediatamente anterior al tiroteo. No lo afirmamos de forma definitiva, pero tenemos indicaciones sólidas», declaró ante la prensa el teniente general Mark Milley.

El atacante, un soldado de 34 años de edad y origen puertorriqueño, sufría depresión, ansiedad y trastornos del sueño, por lo que recibía medicación, un factor que el teniente general subrayó durante su nueva comparecencia ante los medios de comunicación.

«Tenemos evidencias muy sólidas de que tenía un historial médico que indica condiciones psicológicas o psiquiátricas inestables», remarcó el teniente general, que cree que, de confirmarse estos datos, se convertiría en «un factor fundamental» de la tragedia.

Sin embargo, Milley dijo no tener constancia de «incidentes específicos», previos a la tragedia, protagonizados por el soldado López, y explicó que varias agencias y cuerpos de seguridad trabajan de forma «sincronizada» para avanzar en la búsqueda de explicaciones.

Milley destacó que el tirador fue interceptado por una agente de la policía militar y entonces, al verse cercado, se suicidó. El teniente general calificó la actuación de la mujer soldado de «heroica».

El tirador sirvió en Irak al final de la intervención militar estadounidense en el país, en 2011, tan solo cuatro meses. El teniente general aclaró que «la misión de la unidad fue completada en cuatro meses» y, por lo tanto, López no abandonó la zona por razones de salud.

El soldado compró el arma con la que disparó el pasado 1 de marzo y no cumplía con la reglamentación sobre pistolas, rifles y escopetas de Fort Hood, una de las mayores bases militares de EE.UU.

Pese a ello, el teniente general cree que la base «es una gran instalación» con miles de soldados, estudiantes, militares retirados y familias, por lo que «no sería realista» comprobar el armamento de entrada y salida «de cada soldado individual».

Sobre la posibilidad de que el militar quedara fuertemente afectado por un permiso de tan solo 24 horas que se le concedió cuando murió su madre, como explican los vecinos de su Puerto Rico natal, el portavoz militar se limitó a apuntar: «No tengo detalles sobre esto ahora mismo».

El Pentágono no establece todavía motivos claros y no descartará la hipótesis del terrorismo extremista -de la que no tiene ningún indicio- hasta que la investigación sobre las motivaciones avance.