obesidad

Cada año, dos personas por cada millón de habitantes en el mundo son afectadas por la enfermedad de cushing, una patología que ataca principalmente a las mujeres entre los 20 y 50 años de edad. Hay hombres que la padecen, pero en menor cuantía en referencia al sexo femenino. No se sabe por qué ataca más a mujeres que a hombres, ni tampoco por qué en este rango de edad.

Sus síntomas son ambiguos y pueden confundirse con otras enfermedades, lo cual dificulta su detección. Por esta razón cada año, con el fin de crear conciencia de esta enfermedad, se celebra el Día Mundial de la Enfermedad de Cushing.

Irritabilidad, ansiedad, depresión, obesidad abdominal, diabetes e hipertensión, son algunos de los múltiples síntomas que padecen las personas con esta patología, los cuales son originados por la existencia de un tumor en la glándula hipófisis, encargada de estimular la generación excesiva de cortisol, hormona encargada de regular el metabolismo y la respuesta del organismo, ante cualquier tipo de estrés  ocasional.

Esta enfermedad se puede detectar a través de pruebas que midan los niveles de cortisol en el organismo. Si la persona tiene niveles muy elevados de esta hormona, se confirma el síndrome de cushing.
“No tiene ninguna relación con problemas genéticos, sociales o culturales”, expresó el doctor William Rojas García, especialista en endocrinología y jefe de servicio de endocrinología del Hospital San José de Bogotá.

Los anteriores síntomas también pueden ser acompañados de colesterol alto, fatiga, pérdida de la fuerza, rostro enrojecido, desórdenes hormonales y crecimiento de vellos en partes inusuales; afecciones que si son tratadas de manera individual pueden retardar la detección de la enfermedad de cushing. Se estima que en la mayoría de países, los pacientes tardan de tres a cinco años para ser diagnosticados con esta patología. Un diagnóstico no oportuno aumenta la posibilidad de muerte.

Tratamiento

Esta enfermedad puede llegar a ser mortal, sin embargo, se puede tratar a través de una cirugía que extirpe el tumor que afecta la glándula. Se estima que al  60% de los pacientes, la intervención no les resulta efectiva, debido a que puede volver a aparecer en el 26% de los casos.

También existe un tratamiento para controlar el crecimiento del tumor y la producción excesiva de cortisol a través de una inyección subcutánea cada 12 horas.

“Si la enfermedad no es controlada, la persona puede tener inhabilidad emocional e impedir que siga el curso de su vida normal, puede ocasionar cansancio injustificado. Sin embrago, si se detecta a tiempo y se procede de manera adecuada, quienes padecen la enfermedad, pueden tener una vida normal. Es indispensable que los médicos sean conscientes de cómo actúa esta enfermedad para que traten a sus pacientes” agregó Rojas.