Según anunció el Consejo Nacional Electoral de Venezuela (CNE), el referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro se realizará hasta el primer trimestre de 2017. En caso de que gane el referendo y Maduro caiga del poder, su vicepresidente, Aristóbulo Istúriz, subirá al poder. Por eso, para la oposición esa fecha resulta inconveniente: de haberse realizado antes del 10 de enero de 2017, se hubieran lanzado nuevas elecciones y lo más probable es que la MUD, el principal partido de oposición, hubiera ganado con su candidato.

La oposición asegura que era posible realizar el referendo este año, pues el CNE tiene toda la capacidad logística para superar los pasos necesarios para convocarlo a tiempo. Sin embargo, asegura la oposición, el CNE tiene una relación demasiado cercana con el Gobierno. En términos técnicos, el CNE ha cumplido con su tarea en los plazos legales, pero se ha tomado todos los plazos necesarios y ha recurrido a todas las prerrogativas posibles para retrasarlo.

Ahora, entre el 26 y el 28 de octubre, la oposición deberá recoger cerca de cuatro millones de firmas para convocar el referendo. Sin embargo, señala que las condiciones que ha impuesto el CNE para dicha recolección son injustas. Aquí hablamos de ellas.

Pocas máquinas electorales

En su solicitud de referendo, la oposición pedía 19.000 máquinas electorales para registrar las firmas y las huellas de al menos cuatro millones de electores. El CNE proveerá 5.392. Sin embargo, cada región representa un tratamiento distinto, con dificultades de transporte y de recolección. Algunas de ellas podrían averiarse y el número, en cualquier caso, es insuficiente para recolectar ese número de firmas. Según Luis Emilio Rondón, uno de los rectores del CNE que votó contra algunas de las medidas para esta convocatoria, el número de máquinas es escaso para que los venezolanos ejerzan a cabalidad su derecho a votar.

Pocas horas para recoger las firmas

Entre el 26 y el 28 de octubre, los miembros de la oposición podrán recoger las firmas entre las 8 a. m. y el mediodía y entre la 1 y las 4 de la tarde. En total, 21 horas en tres días. La oposición alega que el tiempo es demasiado corto. Para el referendo de 2004 contra Hugo Chávez, se dieron cuatro días de plazo para recolectar las firmas. El CNE no dio una razón específica para este requisito, y el diputado Diosdado Cabello incluso pidió que se redujera a dos horas ya que la recolección no apuntaba a la colecta del padrón total (cerca de 19.5 millones de votantes).

Un padrón electoral estatal (cuando debería ser nacional)

El CNE estipuló que la oposición debe recoger el 20% del padrón electoral de cada estado. Es decir, el 20% de las firmas de los ciudadanos registrados para votar en cada estado. Sin embargo, como resaltó el rector Luis Emilio Rondón, el padrón debería ser nacional (como en el caso del referendo contra Chávez) y no estatal. En ese sentido, la oposición tiene más posibilidades de perder, pues con que no se alcance el padrón en un solo estado (y el chavismo sigue dominando en estados del interior) todo el referendo se cae.

Otros obstáculos que podrían esperarse

Supongamos que la oposición recolecta las cuatro millones de firmas y el CNE aprueba la convocatoria del referendo (que sucederá, no parece haber vuelta atrás, en el primer trimestre de 2017). Pese a ello, el CNE podría reformar el mandato electoral a último minuto, como sucedió en 2004. En aquella ocasión, 3.7 millones de venezolanos votaron a favor de la salida de Chávez. Ese número es mayor al número de personas que lo había elegido en 1998 (3.5 millones), de modo que su expulsión del poder era inevitable. Sin embargo, el CNE decidió poner un agregado a la norma: el número de votos a favor del revocatorio tenía que ser mayor al número de votos en contra. 5.8 millones votaron en contra de sacar a Chávez y el chavismo continuó en la presidencia.

En el camino, la oposición podría encontrar aún más obstáculos. Por ejemplo, el CNE podría bloquear la aprobación de cientos de miles de firmas bajo el alegato de que no son genuinas y necesitan ser estudiadas de nuevo o, en caso extremo, recolectadas a través del reinicio de todo el proceso. En 2004, el CNE anuló cientos de miles de firmas porque la grafía del nombre en imprenta no correspondía a la firma. Y siempre existe un margen de error que se amplía entre mayor sea el número de votos. Un detalle pequeño puede anular todo el proceso.

De acudir a una reforma constitucional, ya que la oposición tiene una mayoría cómoda en la Asamblea, también podría haber trabas. En los últimos meses, varios proyectos formulados por la Asamblea han sido anulados por el Tribunal Supremo, en el que el chavismo tiene una influencia velada. Una reforma constitucional caería de nuevo en el mismo vicio legal.