El nombre de Geraldine Fernández ha ocupado las primeras planas de diferentes medios nacionales, luego de que se conociera que mintió sobre su participación en la película animada “El niño y la garza” de la reconocida compañía de animación japonesa Studio Ghibli y dirigida por el japonés Hayao Miyazaki.

Algunos medios hicieron eco al testimonio de Fernández, quien aseguró que fue la “única colombiana” que hizo parte del equipo de animadores del filme, que resultó ganador en la categoría Mejor Película de la reciente versión de los premios Globo de Oro. Además, dijo que realizó una maestría becada en la Universidad de Tokio en diseño y artes aplicadas y que tuvo una relación directa con el director nipón. Sin embargo, en redes sociales las personas notaron que esta barranquillera no aparecía en los créditos del largometraje y que muchas de las cosas que contaba no coincidían con la realidad.

Las dudas y las críticas sobre la veracidad de esa información obligaron a que Fernández tuviera que aclarar varios puntos de lo que dijo, argumentando que había magnificado su relato. “Sí, trabajé en un par de escenas, no en toda la película. Quiero aclarar que sí hubo un par de cosas en las que exageré”, señaló en entrevista para Blu Radio.

Quienes también tuvieron que pronunciarse y aclarar la situación fueron aquellos medios que difundieron la noticia, lo que ocasionó que varias personas pusieran en tela de juicio la credibilidad de su labor periodística.

El periódico El Heraldo fue de los primeros en publicar la historia, por lo que se convirtió en blanco de críticas. Ante esto, la periodista Erika Fontalvo escribió una columna que tituló “Los puntos sobre las íes: el caso de Geraldine Fernández”, en el que pidió disculpas, en nombre de todo el equipo, por no contrastar la información.

“Les ofrecemos excusas. Indudablemente, cometimos un error que en ningún caso intentamos ahora justificar, pese a que no fuimos los primeros en publicar la información. Pero, sí es cierto que de alguna manera esta tuvo su origen, por un lado, en nuestro indeclinable propósito de destacar el trabajo de los artistas barranquilleros. Y, por otro, en la confianza que la profesional nos generaba al haber sido parte hace años de esta casa periodística. Incluso, en su portafolio pudimos establecer que tiene material de uno de nuestros ilustradores”, manifestó.

Reglón seguido explicó que: “Confiamos en la palabra de Geraldine, en la información que ella misma nos suministró en la entrevista realizada por uno de nuestros periodistas, en los bocetos que nos enseñó y en la gran cantidad de detalles que aportó sobre su estrecha relación con el estudio japonés y con el propio maestro Miyazaki. Su argumentación fue tan estructurada que nos resultó bastante convincente”

“Ciertamente, pudimos hacer mucho más para tratar de verificar o de contrastar lo que nos decía. Dimos por seguro algo que no era, cometimos un error y nos queda de enseñanza. Sin duda, estamos consternados por lo sucedido; sin embargo, también tenemos claro que es un momento para acrecentar el nivel de nuestro pensamiento crítico, una tarea que a todos nos debe ocupar con insistencia en el propósito de enriquecer nuestro noble oficio del que aprendemos a diario”, agregó.

Por su parte, el periódico El Tiempo también se pronunció al respecto, ya que fue uno de los medios que entrevistó a Fernández y divulgó dicha información, que parecía cierta, pero que llamaron un “engaño”.

“Otros medios nacionales publicaron esta información y, bajo esa premisa, EL TIEMPO procedió a ubicarla por redes sociales y a entrevistarla, pidiéndole documentos que respaldaran su versión. Ella envió una presentación de nueve diapositivas que contenían, según ella, bocetos de los que había empleado durante su labor, varios de ellos con el logotipo de los Estudios Ghibli. La presentación estaba acompañada de videos que la mostraban a ella trabajando en su estudio y tenía incluso algunos dibujos corregidos en color rojo, presuntamente por el propio Miyazaki”.

“EL TIEMPO le pidió explicación uno a uno por todos los cuestionamientos que se hacían en los comentarios del video y en varias oportunidades dijo que por una cláusula de confidencialidad no podía aportar más documentos de su labor, pero que pronto los estudios Ghibli editarían una publicación sobre la película y allí estaría su nombre con su fotografía.

Finalmente, cuando se desató el escándalo en redes sociales, le pedimos que nos entregara la copia del contrato que se supone había firmado para este trabajo. Fernández aceptó enviarlo, pero pocas horas después admitió que no tenía las evidencias de ello”, señalaron.