La situación es cada vez más volátil en Cisjordania. Las protestas de palestinos contra los bombardeos en Gaza, así como contra el gobierno de la Autoridad Palestina, han aumentado. Ha habido agresiones de colonos israelíes contra los palestinos, así como crecientes incursiones del ejército de Israel. El jueves, Hamás reivindicó un ataque en un puesto de control ocurrido ese mismo día y que dejó un soldado israelí muerto.

Las fuerzas del país liderado por Benjamin Netanyahu dijeron este viernes haber matado a “al menos cinco terroristas” en un campamento de refugiados de Yenín, en Cisjordania ocupada, mientras que el Ministerio palestino de Salud informó de dos muertos en Hebrón, en el sur, “alcanzados por balas del ejército israelí”, que confirmó este balance.

De acuerdo con cifras de Médicos Sin Fronteras (MSF), desde el 7 de octubre, día del ataque de Hamás, más de 140 palestinos han fallecido. Solo el jueves de la semana, en la que se considera una de las incursiones más mortíferas del Ejército de Israel en Cisjordania, 14 palestinos murieron en Yenín, según la cartera de Salud de la Autoridad Palestina.

Mientras aumenta el número de heridos y las víctimas fatales, los hospitales colapsan y los trabajadores de la salud trabajan para que las personas puedan seguir accediendo a servicios médicos incluso en medio de la escalada, que ha dificultado incluso recibir sus medicamentos. El Espectador conoció el testimonio de la doctora colombiana Ana Isabel Rúa, que trabaja con MSF en Cisjordania.

Rúa asegura que, aunque la situación era grave desde antes del 7 de octubre, día en que ocurrió la invasión y matanza perpetrada por Hamás en territorio israelí, después de ese hecho se ha perdido el acceso a diferentes comunidades, a causa de las restricciones en los puestos de control. El equipo médico no puede moverse libremente. Ella trabaja precisamente en Herón, en una de las partes más antiguas de la ciudad, donde “la gente no se puede mover libremente” porque hay un toque de queda.

Según las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF en sus siglas en inglés), el Ejército israelí ha tenido que llevar a cabo operativos en la noche, donde han encontrado armas y han recibido ataques de hombres armados palestinos. Esta mañana, cerca de Hebrón, un carro abrió fuego contra los reservistas del Batallón número 8196. Con esos incidentes, las alertas por la seguridad crecen.

“Ayer hubo un enfrentamiento en uno de los check points y lo cerraron totalmente. El Ejército cerró todas las entradas”, asegura la doctora, en referencia al ataque que el jueves dejó un soldado israelí muerto.

Como dice la profesional, “diferentes partes del conflicto tocan la misión médica” que ha tenido que pasar a canales virtuales para asegurarse del seguimiento a sus pacientes cuando no estos no pueden salir de sus casas o tienen dificultades para movilizarse. Aunque los trabajadores de salud hagan su mayor esfuerzo, “hay servicios que no se pueden prestar completos”.

La doctora Rúa explicó que, desde la pandemia, se ha facilitado la comunicación por vías remotas y así es que se comunican con los líderes de las comunidades a las que no pueden acceder para conocer el estado de salud de sus integrantes. Además de eso, trabajan con clínicas móviles, clínicas de salud mental y kits para personas que han sido desplazadas.

Para ella, el trabajo de salud mental ha sido esencial para apoyar a las comunidades, “se ha podido hacer grupos de WhatsApp para que puedan hacer manejo del estrés”, que ha servido para mujeres embarazadas particularmente.

“Es una estrategia interesante, no es la mejor, pero a ellas les sirve que puedan llorar, que puedan expresarse, que puedan hablar con psicólogos”, apunta.

La comunicación, añadió, es constante con el Ministerio de Salud y con ONG, que les dicen qué sectores no han recibido atención sanitaria. Recientemente, tuvieron que incorporar servicios de vacunación para poder cubrir las zonas con difícil acceso.

Ante todo, la doctora resalta la labor de sus colegas palestinos, que continúan trabajando a pesar de la situación. Con los hospitales colapsados y con un suministro que muchas veces no alcanza para la cantidad de personas que llegan, los profesionales de la salud, tanto nacionales como extranjeros, hacen lo mejor que pueden para cubrir las necesidades de sus pacientes.

“Quisiera resaltar la fuerza y la resiliencia que ellos tienen. No quieren parar, porque no pueden, porque quién va a seguir. Los médicos, los enfermeros, los camilleros quieren seguir apoyando a la población”, indica la doctora Rúa.

Ella enfatiza en la importancia de seguir mandando suministros a los hospitales de la Franja de Gaza, donde la situación continúa agravándose. Rúa pide que se reactiven los servicios básicos para la población, entre ellos, agua, combustible y electricidad. De igual forma, que se permita el paso de la ciudadanía para el acceso a los servicios médicos.

“Yo, personalmente, no me he sentido al borde la muerte, si lo puedo decir así. Pero los compañeros que están en los bombardeos, que ya han resultado algunos de los del personal nacional con heridas, con quemaduras, es una cosa que, lo decía ahorita, [demuestra] la fragilidad de los derechos humanos. Hicimos unos acuerdos que yo toda la vida había creído que eran fuertes y en este contexto uno ve que no, que realmente es muy débil eso. Está en riesgo todo el mundo. Nadie puede sentirse seguro en una situación como esta”.

* Con información de AFP.