Washington.- Familias que sufren la pérdida de amigos y vecinos buscaron el domingo consuelo en la iglesia, mientras cuadrillas de trabajadores buscaban más víctimas del desplazamiento de tierra que sepultó hace más de una semana la comunidad de Oso, ubicada al pie de una ladera.

Muchos de los perros adiestrados que han sido esenciales en la búsqueda tendrán un descanso de dos días, dijeron los rescatistas. Días de trabajo con frío y lluvia han afectado a los animales, y funcionarios indicaron que los perros pueden perder su capacidad de percepción si trabajan demasiado.

«Las condiciones en la superficie resbaladiza son difíciles, así que este es el momento justo para ocuparse de los perros», dijo Kris Rietmann, un vocero del equipo que está trabajando en la porción este del deslave, el cual ocurrió el 22 de marzo aproximadamente 55 millas al noreste de Seattle y es uno de los más letales en la historia de Estados Unidos.

Perros de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias que llegaron más recientemente continuarán trabajando, señaló Heidi Amrine, otra portavoz de la operación de rescate.

La tarde del sábado, autoridades actualizaron la cifra de personas que se considera desaparecidas de 90 a 30, mientras que el número oficial de muertos se incrementó en uno, a 18, dijo Jason Biermann, gerente de programa del Departamento de Atención de Emergencias del Condado de Snohomish.

Funcionarios han dicho que esperaban que la cifra de desaparecidos cambie conforme trabajen para encontrar gente a salvo y correlacionen una lista que probablemente incluyó información parcial y reportes duplicados.

Las autoridades han dicho que recuperaron más de dos docenas de cadáveres, pero que no serán agregados a la cifra oficial hasta que se realice una identificación formal. Subrayando la dificultad de la tarea, Biermann dijo que las cuadrillas no siempre encuentran restos completos.

Las cuadrillas completaron un camino improvisado que unirá un lado del campo de escombros con el otro, beneficiando significativamente a la operación de recuperación.

También han estado trabajando para retirar lodo y escombros de la carretera, dejando al lado del camino montones de fango pegajoso, madera hecha añicos y material aislante de vivienda.

Los rescatistas han tenido que lidiar con condiciones peligrosas, incluidos pozos sépticos y contenedores de gasolina y gas propano. Cuando los rescatistas y perros salen del sitio, son limpiados por cuadrillas especializadas en materiales peligrosos.

El alud cortó el río Stillaguamish, ocasionando que el agua se acumule en la parte este. El río abrió un nuevo canal a través del lodo, pero la lluvia ha elevado el nivel del agua casi 30 centímetros (un pie), dijo Rietmann.