Arabia Saudí pidió este miércoles a la comunidad internacional “establecer corredores humanitarios seguros” para “evitar una catástrofe” y distribuir la ayuda alimentaria y médica en la Franja de Gaza, atacada por Israel desde hace 12 días con bombardeos que dejan más de 3.000 muertos e incontables heridos.

En un discurso pronunciado este miércoles durante la reunión extraordinaria de la Organización de Cooperación Islámica (OCI) que tiene lugar en la ciudad saudí de Yeda, el ministro de Exteriores saudí, Faisal bin Farhan, llamó a la comunidad internacional a “trabajar para lograr la calma y estabilizar la situación en Gaza”, además de “brindar protección a los civiles palestinos”.

Bin Farhan reiteró la posición de su país sobre la causa palestina y defendió como solución la creación de un Estado palestino independiente con las fronteras de 1967 y Jerusalén Oriental como capital.

También pidió implementar las resoluciones internacionales y adherirse al derecho internacional humanitario “sin una doble moral” en función de los implicados, e instó a crear “las condiciones apropiadas” para “restablecer el camino de la paz que garantice los derechos legítimos”.

Arabia Saudí convocó a esta reunión, en la que participan representantes de los 57 países miembros, para “estudiar la peligrosa situación que se ha convertido en Gaza y sus alrededores” y rechazar “los repetidos ataques de las fuerzas de ocupación israelíes”, a pesar de los continuos llamamientos para detener las operaciones militares.

“Nuestra verdadera religión islámica prohíbe matar ilegalmente, aterrorizar a los ilesos y dañar a niños, mujeres y ancianos”, recordó Bin Farhan durante su discurso en la reunión urgente y extraordinaria de la OCI, que deseó que “contribuya a encontrar la forma que garantice al pueblo palestino sus legítimos derechos”.

La OCI, conformada por 57 países, y que incluye a Estados musulmanes no árabes, como Irán, Afganistán y Pakistán, ya condenó anteriormente la “agresión contra Gaza”, y responsabilizado a Israel de la escalada por “hacer caso omiso de las resoluciones internacionales” relacionadas con el conflicto palestino-israelí.