Un paro de 48 horas en el pueblo de Aguas Calientes, al pie de la montaña donde se levanta la ciudadela Machu Picchu, restringió el acceso de turistas a las ruinas incas por la suspensión del servicio de trenes, informaron autoridades.

La paralización pacífica finaliza este miércoles y redujo a 1.000 turistas el ingreso, menos de la mitad de los que suelen ingresar un día normal a la pétrea Machu Picchu, joya de la corona del turismo en Perú. 

«Ha habido una merma de visitantes, aproximadamente han entrado 1.000 turistas sobre un total de 3.500/4.000 en promedio», dijo a la radio RPP Fernando Astete, director del parque arqueológico Machu Picchu al hacer un reporte sobre el flujo de visitantes. 

«Lamentablemente no hemos tenido más visitantes porque no ha habido transporte de ferrocarril», refirió Astete, quien subrayó que durante los dos días del paro «no ha habido enfrentamientos entre el pueblo y turistas». 

El paro ha sido organizado por el Frente de Defensa de Machu Picchu, que denuncia supuestos abusos de las empresas ferroviarias a las que le reclaman tarifas más económicas para los pobladores locales y un tren de servicio para ellos. El ferrocarril es la principal vía de acceso a Machu Picchu. 

Los manifestantes habían amenazado con ocupar la vía férrea que une Machu Picchu a Cusco, una práctica que ya han realizado en anteriores paros. 

Las empresas de ferrocarriles, Perú Rail e Inca Rail, anunciaron el martes que suspendían por razones de seguridad el servicio. 

El miércoles decenas de pobladores marcharon por Aguas Calientes al grito de «se siente, se siente el pueblo está presente», según imágenes difundidas por la cadena RPP TV. El comercio en el pueblo permaneció cerrado.

Machu Picchu, patrimonio cultural de la Humanidad por la UNESCO, es una ciudadela de piedra construida en el siglo XV por el inca (emperador) Pachácutec.