El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sido uno de los principales negacionistas de la pandemia de coronavirus, a pesar de las evidencias y los desastres que ha causado en su país; ha dicho cosas como que no hay que usar tapabocas, criticó el distanciamiento social e incluso promovió la rebelión contra los alcaldes y gobernadores que impusieron la medida.

El presidente ha sido muy criticado por el manejo que le ha dado a la pandemia y ha tratado de defender su gestión con datos económicos como la creación de nuevos trabajos; pero los números tampoco lo respaldan.

Estados Unidos superó este jueves los cuatro millones de casos de coronavirus, con estados como California batiendo récords de contagios, aunque en otras regiones como Arkansas, Iowa, Carolina del Norte y del Sur, así como Arizona, cuya capital Phoenix fue hace unas semanas uno de los centros de circulación del coronavirus más activos del país, el virus parece estar cediendo.

Y no propiamente gracias a la gestión de la administración de Trump. Las repetidas alertas de los funcionarios de salud, los cierres de bares y la obligación de usar tapabocas en varios lugares desde junio parecen estar dando frutos.

Cancelar la convención republicana en Florida

Este jueves el presidente sorprendió al país al hacer este anuncio: “Este momento no era el apropiado, no estaba bien por lo que está ocurriendo recientemente, el alza (de casos) en Florida. No es el momento de albergar una gran convención de este tipo”, afirmó el mandatario al anunciar que cancelaba todos los actos de la reunión política más importante del Partido Republicano que se realizaría en agosto.

Dos días antes de que Estados Unidos superara este jueves los cuatro millones de casos y las 143.800 muertes, Trump había reconocido que la situación «empeorará antes de mejorar».

Es una de las más grandes renuncias que ha hecho Trump, que tenía lista una gran fiesta para lanzar su candidatura de reelección para las elecciones del 3 de noviembre. El baño de realidad que se dio Trump se debe al creciente rechazo a su gestión.

Hacía un mes, Trump hacía la convocatoria para la convención republicana en Jacksonville (Florida). El presidente había elegido esta ciudad después de un berrinche cuando las autoridades locales en la sede original (Charlotte, Carolina del Norte) limitaran el aforo al evento debido a la pandemia.

Los republicanos pretendían reunir a unas 15.000 personas en un estadio al aire libre para el discurso de aceptación de Trump y otros actos políticos, pero el impacto del coronavirus en Florida ha frustrado sus planes.

Florida acumula más de 385.000 casos confirmados y 5.518 muertes. En ese estado se han superado los 10.000 contagios diarios en 11 de los últimos 14 días.

Otros cambios

Primero abrazó el uso de las mascarillas, contra las que había librado una guerra cultural durante meses; “Usen una mascarilla”, indicó el mandatario. “Les puede gustar o no, pero tienen un impacto”. En su cuenta de Twitter reforzó su giro al decir que usar los tapabocas es algo que considera “patriótico”. Hace unos días decía que era un arma política de sus detractores.

Después urgió a los jóvenes a evitar multitudes, cuando en marzo se dedicó a atacar a todos aquellos que promovían el distanciamiento social; criticó a aquellos que promovían el trabajo en casa y los que pedían limitar las reuniones a máximo diez personas.

Luego aceptó que no todas las escuelas abrirán en otoño; Hace una semana, Trump comenzó una campaña agresiva para alentar la apertura de escuelas. Según dijo, mantener a los niños en casa traería un costo psicológico y educativo peor que el mismo virus. “Con los niños no se juega”, aseguró; tuvo que ceder y hoy dice que habrá que esperar.

Y finalmente canceló su ansiada convención en Florida; en las últimas semanas Trump hizo varios actos de campaña, ahora ha cancelado su ansiada convención, luego de haber organizado actos en Oklahoma y otras ciudades comenzó una campaña virtual.

“Tengo que proteger a los estadounidenses (…) no hay nada más importante que proteger a nuestra gente”, afirmó el mandatario, al insistir en que “no es el momento adecuado”.

Pese a que los grandes eventos de la convención que debían tener lugar en Jacksonville el 25, 26 y 27 de agosto quedan cancelados, Trump dijo que los delegados republicanos siguen citados el 24 en Charlotte para oficializar su candidatura a la reelección en las elecciones del 3 de noviembre.

Para Trump era importante celebrar su convención entre Florida y Carolina del Norte, dos estados que como los anteriores conquistó en 2016, pero que ahora están bajo amenaza de caer en manos de su rival demócrata, Joe Biden.

Biden se alista

Los demócratas iban a celebrar la convención en la que nominarán al exvicepresidente Joe Biden como candidato en julio, pero en un alarde de optimismo cuando la pandemia parecía bajo control en Estados Unidos pospusieron el evento para agosto, en la semana previa a la republicana.

Sin embargo, hace un mes también se rindieron a la evidencia de que reunir a miles de personas bajo un mismo techo es inviable en estos momentos y pidieron a sus 4.000 delegados que cancelaran sus planes de viaje a Milwaukee.

Aunque las delegaciones estatales no acudirán al evento, cuyas votaciones serán virtuales, la parte de los discursos sí será presencial, incluido el de Biden, y tendrá lugar en Milwaukee.

Mantener presencia en Milwaukee era importante para los demócratas ya que Wisconsin fue uno de los estados -junto a Pensilvania y Michigan- que Trump ganó de forma inesperada y con escaso margen en 2016 para los republicanos, allanando su camino hacia la Casa Blanca.

Lo que viene en EE. UU.

El consenso científico es que la ola de muertes sigue a la de las infecciones en tres o cuatro semanas. La curva de casos comenzó a aumentar nuevamente a mediados de junio, y la de muertes subió moderadamente desde principios de julio sin signos de desaceleración, alcanzando en los últimos dos días los 1.000 decesos diarios.

El error de Estados Unidos fue saltarse etapas de desconfinamiento en mayo y haber reanudado las actividades demasiado rápido, antes de que la curva de contagios hubiera caído por completo, como en Europa.

Analistas adjudican el cambio de Trump a la proximidad de las elecciones y la caída de su popularidad. Sin embargo, otros señalan que aunque ese es un tema de peso, la realidad del coronavirus le explotó y el Presidente intenta corregir el camino, que le costaría su reelección. Se anticipan más giros.