Hay gente aquí en estados Unidos que mantienen  a flote al presidente Barack Obama e infunden  esperanzas de que pueda ganar la reelección pese al desempleo elevado y el descontento sobre sus políticas y el futuro nacional.

Este es un factor que todo republicano debe considerar: las encuestas de opinión pública demuestran regularmente que a los estadounidenses les agrada personalmente Obama aunque no estén de acuerdo con sus políticas, y aun si se ven perjudicados por éstas.

Alguna gente que ha perdido sus empleos o sus casas durante su presidencia dice de todos modos que quiere verlo triunfar y, lo que es más, trabaja para reelegirlo debido a la afinidad que sienten por él.

“No se ha logrado demasiado, lo sabemos”, admitió Kathleen McKevitt de Jerome, Idaho, que perdió su empleo justo antes de la asunción de Obama y que ha luchado por conseguir trabajo. “Eso no significa que no nos guste Obama”.

Es un factor positivo en medio de un ambiente político adverso para el presidente.

Existe el temor de que el país pueda volver a caer en una recesión. La tasa de desempleo no baja de un persistente 9.1 por ciento. Arrecian los juicios hipotecarios que dejan sin casa a los propietarios en mora. El efecto sobre la tasa de aprobación de Obama ha caído alrededor del 45 por ciento.

Los demócratas reconocen que podría ser todavía peor a no ser por las altas calificaciones que recibe el presidente en comparación con las bajas que le asignan a lo que hace.

“A mucha gente le gusta el presidente por considerar que es una persona buena y decente que se esfuerza. Puede que tengan objeciones con la economía o con la dirección del país. Pero hay muchos votantes que le dan la presunción de inocencia”, comentó Mo Elleithee, estratega demócrata en Washington. “Acercarse al año electoral con el agrado del público lo coloca en una buena posición al contrastar con el otro bando”.

Una reciente encuesta de Associated Press-GfK indicó que casi 8 de cada 10 personas consideraban a Obama una persona agradable, y ligeramente más de la mitad dijo que comprendía los problemas del pueblo. Aun entre quienes opinaron que Estados Unidos se encamina en dirección equivocada, el 43 por ciento tenía una opinión favorable sobre el presidente, diez puntos más que la tasa de aprobación por su gestión en ese mismo grupo.