Washington.- El gobierno federal está acelerando su respuesta a la crisis del ébola después del contagio de una segunda enfermera en Dallas y de que se desvelase que obtuvo permiso para volar un día antes de ser diagnosticada.

Aunque los pacientes con ébola no son considerados contagiosos hasta que presentan síntomas y solo dos personas han estado en contacto con la enfermedad en Estados Unidos, las revelaciones del miércoles encendieron nuevas alarmas sobre si los hospitales y el sistema público de salud están preparados para afrontar la letal la enfermedad.

El presidente Barack Obama pidió a su gobierno que responda de una «forma mucho más agresiva» para supervisar los casos de Dallas y asegurar que se transmite lo aprendido con ellos a hospitales y clínicas en todo el país. Por segundo día consecutivo canceló viajes a fuera de la ciudad para quedarse en Washington y controlar la respuesta al ébola.

Tom Frieden, director de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en ingles), dijo que la enfermera Amber Joy Vinson nunca debió haber recibido autorización para volar en un avión comercial porque había estado expuesta al virus cuando atendió a un paciente con ébola que viajó a Estados Unidos procedente de Liberia.

Vinson estaba siendo vigilada de forma más estrecha desde que otra enfermera, Nina Pham, que también atendió a Thomas Eric Duncan, fuese diagnosticada de ébola.

Aun así, un funcionario de los CDC dio permiso a Vinson para embarcar en un vuelo de Frontier Airlines entre Cleveland y Dallas. La enfermera reportó una temperatura — 99,5 grados Fahrenheit (37,5 grados Celsius)— que estaba por debajo del umbral fijado por la agencia, y no mostraba más síntomas, dijo el portavoz del organismo David Daigle.

Vinson fue diagnosticada con ébola un día después del vuelo, y la noticia provocó la caída de las acciones de la aerolínea por temor a que el miedo disuada a los pasajeros de volar.

Frontier retiró el avión de su servicio. La aeronave voló el miércoles, sin pasajeros, de Cleveland a Denver, donde la empresa dijo que se sometería a una cuarta limpieza que incluirá la sustitución de la tapicería de los asientos, la moqueta y los filtros de aire.

Un distrito escolar en Texas cerró temporalmente tres de sus instalaciones porque dos de sus estudiantes viajaron con Vinson.

Aunque el presidente Obama buscó calmar los nuevos temores ante el ébola en Estados Unidos, advirtió que éstos no pueden hacer sombra una crisis mucho más urgente de África Occidental, donde la enfermedad ha matado ya a más de 4.000 personas.

Subrayando su énfasis por acciones internacionales, Obama llamó el miércoles a líderes europeos para discutir una mejor coordinación en la lucha contra el ébola en Sierra Leona, Liberia y Guinea y hacer un llamamiento para obtener más dinero y personal «para doblar la curva de la epidemia».

Duncan, el primer paciente fallecido por ébola en Estados Unidos en este brote, fue en un primer momento enviado a casa cuando visitó las urgencias del hospital de Dallas, a donde volvió dos días más tarde cuando su situación había empeorado. Frieden dijo que el contagio de las dos enfermeras se produjo por brechas en el protocolo. Más de 70 trabajadores sanitarios más que atendieron a Duncan están siendo vigilados.

Registros médicos proporcionados por la familia de Duncan a la Associated Press muestran que Vinson insertó catéteres, retiró muestras de sangre y lidió con los fluidos corporales de Duncan. A última hora del miércoles, llegó a Atlanta para ser atendida en el hospital universitario Emory, que ya atendió a tres estadounidenses diagnosticados con la enfermedad.