El programa del pionero alemán Joseph Pilates ayuda a recuperar el vigor y la elasticidad.

Durante la mayor parte de mi vida adulta he dedicado muchas horas semanales al ejercicio físico en un gimnasio. Mis amigos médicos me han dicho que esta disciplina ha evitado que la artritis que me fue diagnosticada a la edad de 45 años —hace ya más de una década— me obligara a pasar mis años postreros en una silla de ruedas.

El entrenamiento con pesas todos esos años me ha dado fortaleza y me ha ayudado a mantenerme en excelente forma física. Sin embargo, lo que no ha podido darme es la flexibilidad tan necesaria en mis articulaciones y músculos. Al contrario, me hizo más compacto y limitado en mis movimientos, sobre todo cuando mi juventud terminó y dio paso a una etapa nueva en mi vida.

Fue entonces que comencé a explorar la posibilidad de incorporar ejercicios de Pilates a mi rutina física. Había oído hablar de los ejercicios creados por Joseph H. Pilates durante algunos años, cuando comenzó a popularizarse entre bailarines, atletas y modelos.

Estos ejercicios fueron diseñados para darle al cuerpo humano elasticidad, gracia y postura, pues como explica Pilates en su libro, Vuelva a la Vida con la Contrología de Pilates —inicialmente publicado en 1945, parte de la idea de que “la única guía real de su edad no se encuentra ni en los años ni en cómo usted piensa que se siente, sino cómo usted está realmente… Si la columna [vertebral] es inflexiblemente rígida a los 30, usted está viejo; si es completamente flexible a los 60, usted está joven”.

Alivio, equilibrio y energía

Siempre pensé que practicar Pilates sería algo útil para mí, pero, como tantas otras cosas, continué posponiendo su incorporación a mi rutina física —hasta hace poco más de un año. Fue entonces que programé un par de sesiones a la semana .con la instructora Susan Hamilton.

El cambio en mi cuerpo ha sido notable. Susan me ha ayudado a corregir los serios problemas de balance que tenía en mi cuerpo.

“Lo primero que noto es un entusiasmo por el movimiento”, me dice Susan. “Después de una o dos sesiones sienten que sus músculos se estiran y funcionan. Y se sienten bien. Si son ya físicamente activos —mediante el golf, el tenis o la natación— Pilates les ayuda a estirarse más y a balancear el cuerpo”.

A mí personalmente Pilates me ha cambiado la vida “Pilates me ha hecho bien y me da mucha flexibilidad”, “Me da energía. Y la comunicación con otras personas me ayuda mentalmente. Me da también disciplina. Y más que todo me da una razón más para salir de mi apartamento”.

Pilates puede beneficiar a personas de todas las edades. Mi instructora Susan tiene incluso clases con niños de kindergarten. Pero acaso el mayor beneficio de estos ejercicios esté reservado para adultos quienes a través de los años pueden haber perdido la flexibilidad de sus cuerpos.