Los europeos presentan una actitud más positiva y son más proclives a ayudar a los solicitantes de asilo ucranianos que a los refugiados de Siria y Somalia, según un estudio publicado este miércoles en la revista Plos One.

A partir de las respuestas de 287 personas del Reino Unido y Malta, Sharon Xuereb, investigadora de la Open University (Reino Unido), ha analizado si los europeos hacen diferencias entre los solicitantes de asilo de Europa, Oriente Medio y África, y si estos inmigrantes les despiertan emociones positivas, negativas o si son percibidos como una amenaza.

Según la Convención de Ginebra, un refugiado es alguien que “por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas” no encuentra protección en su país.

De acuerdo con los datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, en diciembre de 2020 había doce millones de refugiados, desplazados internos o solicitantes de asilo en Europa.

Solo desde 2014, Europa ha sido el destino de un gran número de personas de Siria, Afganistán e Irak, y se calcula que alrededor de 110.000 solicitantes de asilo llegaron por el Mediterráneo en los ocho primeros meses de 2022.

Además, desde febrero de 2022, la guerra de Rusia contra Ucrania ha desplazado a millones de personas: en octubre de 2022 había 7,7 millones de ucranianos buscando refugio en toda Europa.

Sin embargo, las políticas de asilo y de visados son distintas según el país en que se pida la ayuda.

Por ejemplo, en abril de 2022, el Reino Unido empezó a ofrecer visados a los ciudadanos ucranianos y a pagar a las familias británicas que los acogieran en sus casas, lo que ha hecho que muchos solicitantes de asilo sirios hayan visto revocados sus permisos.

A esto hay que sumar los mensajes de los políticos y los medios de comunicación que denuncian que su país está siendo “invadido” por los solicitantes de asilo, lo que eleva el rechazo de la población y la percepción de amenaza de los inmigrantes.

Tras analizar todas estas variables y las respuestas de los encuestados, Xuereb concluye que los europeos sienten más emociones positivas, más predisposición a ayudar, y menos emociones negativas y prejuicios por los solicitantes de asilo ucranianos que por los sirios o somalíes.

Y según la autora, esto demuestra que en Europa los refugiados, solicitantes de asilo e inmigrantes indocumentados musulmanes o no blancos son vistos como una carga para la sociedad mientras que los inmigrantes generalmente blancos (como canadienses o británicos) son percibidos como una ventaja.

Xuereb advierte de que para mejorar la predisposición de la gente a ayudar a los solicitantes de asilo es necesario reducir la percepción de que este colectivo es una amenaza.

Para la catedrática de Ciencia Política de la UNED e investigadora principal del Rel Instituto Elcano, Carmen González Enríquez, el estudio “muestra de forma fehaciente algo que estaba implícito en la reacción de las sociedades europeas hacia la acogida de los refugiados ucranianos”, que son percibidos por los europeos “de forma más favorable” que los de otras partes del mundo.

En declaraciones al Science Media Centre de España, González Enríquez dice que “nunca se ha producido en España una movilización espontánea de ayuda a los refugiados sirios o somalíes tan intensa como la que se produjo en 2022 a favor de los ucranianos, lo que permite suponer que también en nuestro país los sentimientos que despiertan unos y otros son diferentes”.

Pero a su juicio el estudio tiene una limitación importante: no indaga en la percepción de los europeos sobre la guerra en Ucrania y sobre las causas que motivan la salida desde Siria o Somalia.

Por eso, el estudio “no puede identificar un elemento clave para entender la respuesta especial de las sociedades europeas hacia los refugiados ucranianos: el temor de los europeos occidentales a la agresividad y al expansionismo rusos, que no solo amenazan a Ucrania, sino a toda Europa”.

“Sugerir, como hace el estudio, que se les acoge mejor esencialmente porque son blancos y de herencia cristiana es olvidar el componente más importante: que participamos de modo indirecto pero indudable en la guerra a favor de la soberanía ucraniana y, por tanto, estos refugiados son aliados frente a un enemigo común”, concluye.