Lo que muchos electores esperaban que se tornara en un gobierno que promulgara una reforma migratoria, se tornó en un gobierno de la deportación.

En efecto, la administración del actual presidente demócrata Barack Obama no solamente no cristalizó los sueños de millones de indocumentados, sino que ha llegado a ser el gobierno 
que más deportaciones ha llevado a cabo.

Si bien es cierto que el gobierno del presidente Obama también aseguró que ejercería mayor control en la frontera México-Estados Unidos y que combatiría la criminalidad en extranjeros sin documentos, la esperanza de una reforma migratoria se ha quedado en simple retorica de discurso.

Con elecciones presidenciales a celebrarse en este 2012, de no ser reelegido a Obama le quedan virtualmente 10 meses de gobierno, de manera que la espera por una reforma tomará seguramente otra vez la forma de una promesa de campaña.

Mediante un anuncio hecho la semana pasada, John Morton, quien funge como director del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (U.S. Immigration and 
Customs Enforcement, o ICE por sus siglas en inglés) dio a conocer elevadas cifras de deportaciones correspondientes al fin del año fiscal.

Morton subrayó las tendencias en la aplicación de leyes de inmigración que no dejan lugar a duda acerca del énfasis que la actual administración tiene en relación a la deportación de 
personas que se encuentran en los llamados grupos prioritarios para el control del flujo migratorio.

Las preferencias prioritarias de ICE incluyen la identificación y deportación de personas sin documentos que han cometido faltas a las leyes, quienes representan una amenaza contra 
la seguridad nacional, aquellos que acaban de cruzar la frontera ilegalmente, y además a individuos trasgresores reincidentes de las leyes de inmigración, así como fugitivos de la corte de inmigración.

El funcionario federal manifestó que las cifras totales de fin de año fiscal muestran que se están dando resultados sin precedentes al deportar a personas que han sido declaradas 
culpables de haber cometido crímenes, a individuos que cruzaron recientemente la frontera sin documentos, a quienes vuelven a trasgredir las leyes de inmigración, y a personas que se han fugado de un proceso en su contra de la corte de inmigración.

Los números
Mediante un comunicado de prensa , la Oficina de Operaciones de Verificación de Cumplimiento y Deportación (Office of Enforcement and Removal Operations) especificó las cifras totales del año fiscal 2011, las cual indican que el gobierno deportó a 396,906 personas,  cantidad que la agencia afirma es el mayor número en su historia.

Casi 55 por ciento o 216,698 de estas personas fueron declaradas culpables de cometer crímenes o delitos, un aumento de 89% con respecto a criminales deportados en el año fiscal 2008.

Las cifras incluyen:
1,119 extranjeros sentenciados por homicidio
5,848 extranjeros sentenciados por delitos sexuales
44,653 extranjeros sentenciados por crímenes vinculados con drogas
35,927 extranjeros sentenciados por conducir intoxicados

El comunicado revela que ICE logró resultados similares respecto a otras categorías con prioridad para la deportación. Noventa por ciento de las deportaciones del ICE son parte de una categoría prioritaria, y más de dos tercios de las otras deportaciones en el 2011 fueron,ya sea, personas que cruzaron la frontera recientemente o trasgresores reincidentes de las leyes de inmigración.

Estas cantidades dadas a conocer por la agencia federal pueden bien ponerse en el contexto de una de las políticas más severas que Estados Unidos haya extendido por todo el país.

Evaluación
Los números récord de deportaciones, aparte de ser la antítesis de una reforma migratoria, son un producto claro de programas como Comunidades Seguras, del gran incremento 
que ICE ha dado a la frecuencia de sus investigaciones para detectar a extranjeros con antecedentes penales, y de operativos como “Cross Check” (cotejo de información), que de 
igual manera busca, detecta y deporta del país a criminales extranjeros.

Para quienes aguardan poder regularizar su estatus de inmigración en Estados Unidos, la realidad a la que se enfrentan no es a la de una posible reforma migratoria, sino al riesgo 
creciente de la deportación.

Aunque es absolutamente necesario reconocer que individuos que han cometido crímenes como los mencionados en las cifras anteriores son indeseados en este país, también es igualmente necesario mencionar que la política de inmigración ha criminalizado a muchos extranjeros con leyes que castigan el empleo sin documentos, el manejar un vehículo sin licencia, o el solicitar un servicio social.

Hablamos no de criminales endurecidos sino de trabajadores o estudiantes honestos que aparte de vivir sin papeles en estados Unidos no son asesinos, violadores sexuales, adictos 
o traficantes de drogas, ni manejan en estado de ebriedad, entre otros crímenes deplorables en cualquier sociedad.

La administración del presidente Obama ha demostrado una dura política de inmigración sin precedentes, pero ha sido incapaz de sacar de la ilegalidad a millones de trabajadores, estudiantes y familias enteras que contribuyen positivamente a esta nación.

 

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