El París Saint-Germain, eliminado de la Copa de Francia en octavos de final por el Olympique Marsella 2-1, cedió su primer título de la temporada, perdió la opción de añadir un póker de trofeos a sus vitrinas y se tendrá que centrar en ganar la Liga y la Liga de Campeones .

Un golazo espectacular de Ruslan Marinovsky acabó con la superioridad del conjunto parisino en todas las competiciones. Hasta ahora marchaba con paso firme, con alguna fisura pero sin fugas de aguas reseñables. Casi nadie era capaz de toser al todopoderoso PSG, que, finalmente, hincó la rodilla en un clásico de que defraudó.

Con el Stade Vélodrome lleno hasta la bandera, tanto el equipo de Igor Tudor como el de Christophe Galtier ofrecieron un espectáculo extrapolable a una final anticipada y en el que hubo un equipo, el Olympique Marsella, que de antemano tenía más necesidades que su rival.

Sin Kylian Mbappé, tuvo que afrontar uno de los duelos más complicados de toda la temporada. Visitar el Vélodrome no siempre es plato de buen gusto para el PSG, que saltó al césped sobrepasado por el ambiente y durante media hora estuvo a merced de su rival, que no exprimió todo el jugo a su dominio. Salvo un tempranero intento de Nuno Mendes al que respondió Pau López, el primer tramo fue prácticamente un monólogo del Olympique Marsella.

La ristra de ocasiones fue intensa: lo intentó Jordan Veretout con un remate claro que se marchó por encima del larguero; después, Malinovsky obligó a Gianluigi Donnarumma a emplearse a fondo; también rozó el gol Sead Kolasinac con un disparo que rozó un palo; y, finalmente, Matteo Guendouzi, dos veces, se encontró con Donnarumma.

Y cuando parecía que llegaba la calma, que la tempestad amainaba, apareció Sergio Ramos para complicar la existencia al París Saint-Germain. Pendiente de su renovación con el club galo, no estuvo fino en una carrera con Cengiz Ünder, que le ganó en velocidad para después caer dentro del área trabado claramente por el central español.

Alexis Sánchez no falló la pena máxima y confirmó la buena primera parte del local. Los siguientes 45 minutos, a cara de perro, más desordenados y sin un dominador claro, pronto tuvo otro protagonista: Malinovsky. El ucraniano volvió a poner por delante al Olympique Marsella con un misil tierra-aire espectacular, imparable para Donnarumma, espectador de lujo del golazo de la jornada de Copa en Francia.