Los documentos que fueron hallados en la residencia de Osama Bin Laden la noche en que fue asesinado por comandos estadounidenses dan cuenta de que sus intenciones eran muy distintas a las que actualmente concreta el Estado Islámico (EI). Según el material recién desclasificado por la CIA, el líder de Al Qaeda no quería guerras entre musulmanes ni en Oriente Medio, sino que su objetivo claro era volver a atacar a los Estados Unidos.

“El foco debe ser matar y luchar contra los estadounidenses y sus representantes”, escribió Bin Laden en uno de los documentos revelados. El hombre detrás del atentado al World Trade Center de Nueva York pensaba orquestar otro golpe de similar envergadura contra el país norteamericano. Bin Laden escribió sobre la necesidad de realizar operaciones a gran escala, aunque sus seguidores encontraban dificultades para organizar ataques masivos y al tiempo evitar ser blanco de los aviones no tripulados y el espionaje estadounidense.

Cuatro años después de que Bin Laden muriera a manos de tropas estadounidenses en Abotabbad, Pakistán, el avance del EI por Irak y Siria es visto por muchos como la consolidación del proyecto iniciado por Al Qaeda.

En un artículo recién publicado en Foreign Policy, Elias Groll y David Francis dicen que, más que realizar masivos ataques contra Occidente, la yihad del EI tiene otras prioridades. Su propio nombre anuncia sus aspiraciones: podría buscar la consolidación de un estado moderno, con la administración política y económica y el control de un territorio y una población. Hasta ahora, teniendo en cuenta esos factores y la movilización de la organización en busca de recursos naturales, especialmente petróleo, las millonarias donaciones que recibió por parte de países de Golfo, el sistema de cobro de impuestos en algunas zonas y su marketing con fines de reclutamiento, podría decirse que el autodenominado “califato” hace esfuerzos por consolidarse como un estado moderno, en vez de volver al modo de vida de la sociedad islámica original.

Esto no le hubiera gustado mucho a Osama Bin Laden. No coincide con su modelo de yihad. En términos simples, dicen los autores, “Al Qaeda estaba menos interesada en conquistar territorio y más interesada en usar sus filiales alrededor del mundo para atacar a un gran número de occidentales”.

No es que el Estado Islámico esté planeando confinarse en un territorio, su proyecto sigue siendo expansivo y sus líderes han anunciado la imposición de su retorcida interpretación de la ley musulmana a nivel global. Además de enredarse en conflictos en Oriente Medio y despertar la violencia sectaria entre musulmanes (dos cosas que Bin Laden no tenía planeadas, según la información desclasificada), el EI ha conseguido aliados en Nigeria (Boko Haram), Egipto, Libia, Algeria y otros lugares. Pero esas filiales, en vez de concentrarse en atacar al enemigo de Occidente, han estado enfocadas en luchar a nivel interno.

Bin Laden y sus seguidores no hubieran estado muy de acuerdo. En una de las cartas reveladas, un comandante llamado Atiyah –probablemente Atiyah Abd al-Ramadan, quien estaba destinado a ser el jefe de operaciones de Al Qaeda hasta que murió en 2012 bajo un ataque con aviones no tripulados- le pedía a Bin Laden que recordara a los miembros de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) que debían detener las operaciones en contra de las fuerzas de seguridad locales y concentrarse en los americanos.

Bin Laden responde que se debe instar a AQMI a abandonar cualquier posible ambición de declarar un califato islámico. “Debe pedirles que eviten insistir en la formación de un Estado Islámico por el momento, sino en trabajar en disminuir el poder de nuestro principal enemigo atacando las embajadas americanas en países africanos como Sierra Leona, Togo, y principalmente atacar a las compañías petroleras americanas”.

Instaurar un estado islámico era un objetivo importante de Bin Laden, pero no un plan inmediato. “Debemos saber que planear el establecimiento de ese estado comienza con deteriorar el principal poder que forzó el encierro del gobierno de Hamas y que derrocó al Emirato Islámico en Afganistán e Irak”, advierte la carta. Como dicen Groll y Francis, después de ver la destrucción por parte de EE.UU. de varios proyectos de Estado Islámico en Afganistán, Irak y Gaza, “la visión de Bin Laden sobre la guerra era más de largo aliento”.

El material desclasificado por la CIA saca a la luz importantes diferencias en el modus operandi de Osama Bin Laden y el actual líder del EI, Abu Bakr al-Bagdadi (quien supuestamente está herido y ha perdido capacidad para controlar la organización). Esas diferencias se materializaron mientras Bin Laden estaba vivo. Entre los documentos revelados se muestra que tuvo problemas y fue presionado debido a las acciones de Al Qaeda en Irak, una facción de su organización que luego se convertiría en el EI.

En una carta enviada por seguidores iraquíes, Bin Laden y su entonces lugarteniente, Ayman al Zawahiri, recibieron duros reproches por el baño de sangre que se estaba cometiendo en Irak y les pidieron que denunciaran ese tipo de violencia. En 2005 Al Zawahiri reprendió al líder de Al Qaeda en irak, Abu Musab al Zarqawi, por los ataques indiscriminados contra civiles. Pero los líderes máximos de Al Qaeda perdieron el control sobre esa facción, que se convirtió en un Estado Islámico ocupado en combatir a los regímenes de Irak y Siria y exacerbar la violencia entre musulmanes suníes y chiitas.