Es usual que el gobierno venezolano denuncie una “guerra mediática”, un intento de golpe, un “plan de magnicidio”, cuando estallan manifestaciones sociales, denuncias sobre violaciones a los derechos humanos o escándalos sobre la corrupción en su interior. Esta semana, cuando medios como The Wall Street Journal y CNN informaron que dos sobrinos de la primera dama venezolana, Cilia Flores, fueron entregados a la DEA tras ser detenidos en Haití con su pasaporte diplomático y con un cargamento de cocaína que pretendían llevar hacia EE.UU., el presidente Nicolás Maduro estaba próximo a dar un discurso ante el Consejo de DD.HH. de la ONU, en el que no se refirió al caso concreto de sus familiares, pero sí reiteró su versión sobre el “acoso imperial” orquestado desde Washington contra Caracas.

Los sobrinos de Cilia Flores, Francisco Flores de Freitas y Efraín Antonio Campo Flores, fueron formalmente acusados el jueves por una corte federal de Manhattan. Las noticias sobre los vínculos de funcionarios estatales venezolanos con el narcotráfico —un tema nada nuevo e Venezuela— reaparecen ahora, incluso en algunos medios venezolanos. Es la segunda vez en menos de un mes que un gran escándalo internacional envuelve al chavismo: la primera fue cuando el fiscal acusador de Leopoldo López, Franklin Nieves, se fue a Miami para denunciar que el juicio por el cual el opositor político terminó condenado a casi 14 años de prisión había sido una farsa montada por el Ejecutivo venezolano.

El “cartel de los Flores” —como se refirió Joseph Humire, director ejecutivo del Centro de Estudios para una Sociedad Libre y Segura, a los familiares de Cilia Flores vinculados con el narcotráfico— y el ventilador de Franklin Nieves llenan las primeras planas cuando falta menos de un mes para que se celebren las elecciones legislativas del 6 de diciembre en Venezuela, en las que la oposición tiene posibilidades de conseguir una mayoría con la que podría limitar las amplias facultades que tiene Maduro para tomar decisiones por decreto, y presionar por la liberación de Leopoldo López.

A menos de un mes de esos comicios, es en EE.UU. donde aparecen un exfiscal que denuncia la represión a opositores políticos y los sobrinos de la primera dama venezolana. Son grandes medios estadounidenses los que ponen las noticias en la opinión pública. Por eso Maduro denuncia un “acoso imperial” en su contra. Él y otros funcionarios venezolanos han dicho, respecto al fiscal Nieves, que fue comprado por el imperio para servir a un plan de desestabilización del gobierno venezolano.

No se puede descartar que las detenciones y la presencia del exfiscal Nieves en territorio estadounidense hagan parte de una estrategia para afectar la percepción del chavismo en la recta hacia las elecciones. Tampoco se puede negar que, a falta de denuncia en los medios venezolanos, han sido algunos medios internacionales, sobre todo estadounidenses y españoles, los que han tomado un papel crítico del gobierno de Maduro. Sea o no “acoso imperial”, lo cierto es que hoy en varios de esos grandes medios, y hasta en algunos medios venezolanos, se habla de Venezuela como un “narcoestado”.

Por ejemplo, el diario ABC de España, uno de los más críticos del chavismo, publicó una nota titulada: “Venezuela acabó en el narcoestado al que parecía predestinada Colombia”, en la que dice que el narcotráfico fue una política de Estado de Hugo Chávez, adoptada para “ayudar a las Farc colombianas, castigando así al gobierno de Bogotá, contrario a sumarse a la liga de países bolivarianos que estaba constituyendo Chávez, y también como medio de guerra asimétrica contra EE.UU., pues enviando droga al enemigo del norte se dañaba a la sociedad estadounidense”. Según ese informe, el Plan Colombia estaba haciendo difícil para las Farc sacar la droga hacia los mercados, por lo que Chávez les abrió las fronteras y así convirtió su país “en la plataforma para el envío de los narcóticos hacia EE.UU. y Europa”. El artículo señala, además, que desde el año 2000 Chávez y sus funcionarios habrían operado para darle cuerpo al llamado cartel de los Soles.

Pueden sonar tan descabelladas las denuncias de algunos medios sobre el cartel de los Soles y el cartel de los Flores, como las reiteradas denuncias sobre el “acoso imperial” por parte de Venezuela. Lo único cierto es que los recientes episodios han dado duros golpes de percepción de cara a unos comicios legislativos en los que se medirá, por un lado, el impacto real que puedan tener los escándalos internacionales en las votaciones, y, por el otro, hasta dónde la teoría del enemigo externo le es útil a Maduro como fórmula electoral.