Los detalles que empezaron a aflorar sobre Ariel Castro, que incluyen haber consolado a la madre de una de las desaparecidas que él mantenía cautivas en su casa, reflejan, además de una posible patología, el cuidado de quien estudia la manera de no ser descubierto.
“Lo primero que pensamos en este caso es una coartada para poder despistar, que nadie sospeche. Al estar presente, de cierta manera está al tanto de la información que va surgiendo de la desaparición de la joven”, analizó el profesor de psicología forense Luis Francis.
A juicio del experto, Castro tiene un perfil de personalidad psicopática, alguien que no tiene ningún tipo de empatía hacia otro ser humano. En esa psicopatología, el ahora acusado de violación y secuestro pudo haber vivido una fantasía en la que incluso creyera que las secuestradas querían estar con él.
En su mundo, aunque distorsionado, es probable que él pensara que tenía constituida una familia.
“Hay rasgos psicopáticos bien serios, trastornos de personalidad donde realmente no se considera al otro ser humano, no hay empatía con la otra persona. Construyen un mundo para satisfacer sus propios intereses, intereses bien mezquinos y en el extremo máximo del machismo”, señaló Francis.