El programa de la Seguridad Social para discapacitados está inundado por solicitudes de apoyo que presentan trabajadores despedidos y de la generación de posguerra, lo que aunado a los problemas financieros del sistema lo está llevando al borde de la insolvencia.

Las solicitudes han subido casi un 50 por ciento desde hace más de una década a medida que las personas con discapacidad pierden su empleo y no pueden encontrar otro en una economía que ha perdido casi siete millones de puestos de trabajo.

La estampida en busca de ayuda se suma a una creciente cantidad de solicitantes –muchos de los cuales esperan dos años o más antes de que sean resueltos sus casos– y está empeorando los problemas financieros de un programa que ha estado funcionando en números rojos desde hace años.

Los nuevos cálculos del Congreso dicen que el fondo fiduciario que respalda las prestaciones por discapacidad de la Seguridad Social se quedará sin dinero para el 2017, dejando al programa incapaz de pagar prestaciones, a menos que el Congreso tome cartas en el asunto.

Se proyecta que en unas dos décadas más también se agotarán los fondos de jubilación de la Seguridad Social norteamericana, que son mucho más grandes.