Disimulados entre el barullo urbano de la metrópoli, muchas personas sin hogar en Nueva York han encontrado en la tecnología e internet un nuevo aliado para hacer frente a la precaria situación de sus vidas a través de aplicaciones como Facebook, Tinder, Wallapop o LinkedIn.

En una ciudad donde más de 60.000 personas no tienen acceso a un hogar y donde el alquiler medio supera los 3.000 dólares al mes, algunos sintecho de la Gran Manzana recurren a estas aplicaciones para, con la ayuda de los contactos que la red suministra, encontrar hospicio para un par de noches o vender objetos de segunda mano.

Un buen ejemplo de ello es Thomas, de 35 años y neoyorquino desde hace 7. Lleva más de medio año sin hogar pero, tras perder su trabajo de comercial en 2015, vio en aplicaciones como LinkedIn, Facebook o Tinder una «fórmula exitosa para ir tirando» mientras busca obtener algún tipo de ayuda social o un nuevo trabajo.

«En LinkedIn encontré antiguos compañeros a los que les he explicado mi situación y de algunos he conseguido recomendaciones para enviar junto a mis solicitudes de empleo», explicó Thomas a Efe cerca del banco donde ahora se aloja en Battery Park y en el cual pide limosna la mayoría de las mañanas.

Thomas, que prefirió no dar su auténtico nombre, mantiene su perfil de LinkedIn actualizado con las fotografías de su época trabajando, y procura guardar siempre un par de mudas arregladas en casa de unos conocidos por si surge una nueva entrevista de trabajo.

También se ha apoyado en múltiples ocasiones en Facebook. Su perfil, bastante activo, cuenta con más de 300 amigos, y a estos les ha pedido en más de una ocasión alojamiento para un par de noches, «sobre todo en invierno», dice.

Por otro lado, los ligues de una noche se consiguen «con cierta facilidad», explica Thomas, que asegura que la aplicación de citas Tinder le ha salvado muchas veces de pernoctar en la calle.

«Cuando hablo con una chica nunca le especifico que no tengo donde vivir», admite.

El caso de Thomas es parecido al de un compañero suyo, Sean, de 41 años, al que Efe entrevistó a las puertas de un portal del centro de Manhattan, donde ahora pasa las noches: «Lo que más me ha ayudado desde que perdí mi alquiler ha sido Wallapop y Facebook».

Sean cuenta que gracias a la aplicación de compra y venta de segunda mano ha podido deshacerse de multitud de muebles que tenía en su apartamento del Upper West Side con los que ha podido comprar comida y alquilar habitación por Airbnb en noches puntuales.

Thomas y Sean se conocieron en un encuentro organizado por la Coalición para Personas Sin Hogar de Nueva York, que en abril cifró en 60.060 los sintecho en la ciudad, el doble que hace 10 años.

Más allá de sus historias, ambos aseguraron que son muchos más los que utilizan internet en busca de la mejor fórmula para sobrevivir a las calles de la Gran Manzana.

Otra de las alternativas para encontrar un hogar donde dormir, cuenta Sean, es la plataforma de experiencias de viaje Couchsurfing, que ofrece a sus usuarios la posibilidad de ser invitados a dormir en un sofá o una cama, en la mayoría de ocasiones, a cambio de nada.

Afortunadamente para ellos, en la mayoría de las calles de Nueva York internet es una herramienta de libre acceso. Entre 2014 y 2015, la administración del alcalde De Blasio substituyó muchas de las viejas cabinas telefónicas de la ciudad por puntos de acceso gratuitos a banda ancha a través de wifi.

Quedarse sin hogar es, lamentablemente, una experiencia a la que muchos ciudadanos se enfrentan en las grandes ciudades. Recurrir a los servicios sociales es el primer paso para la mayoría, pero otros prefieren mirar a su móvil e iniciar una conversación en Tinder o Facebook para terminar con la pregunta: «¿Puedo quedarme a dormir?».