El primer ministro británico, Rishi Sunak, enfrenta una semana de alto riesgo para su mandato, con su declaración este lunes en la investigación sobre el covid-19 y la amenaza de rebelión conservadora por su proyecto de enviar inmigrantes irregulares a Ruanda.

Sunak, que era ministro de Finanzas durante la pandemia, fue criticado por tomar decisiones con el objetivo de salvar la economía del país, que habrían ayudado a propagar el virus, según sus críticos. “Las vidas humanas son más importantes que el dinero”, escuchó Sunak de un manifestante al llegar este lunes a Dorland House, el edificio gubernamental de Londres donde debía declarar.

Pocos días después de que Boris Johnson, primer ministro durante la pandemia, pidiera perdón a las víctimas, admitiendo que tendría que haberse dado cuenta de la gravedad de la situación “mucho antes”, Sunak trató este lunes de relativizar su papel en la crisis sanitaria.

“Repercusión económica”

El exministro de Finanzas, después de comenzar su declaración afirmando que “siento profundamente” las pérdidas humanas, defendió su actuación.

“Consideraba que mi papel al frente de Economía consistía en asegurarme que el primer ministro tuviera el mejor análisis relacionado con el impacto financiero o las consecuencias de algunas de las decisiones que tenía que tomar”, dijo Sunak.

El ahora primer ministro tuvo que responder sobre su responsabilidad en las medidas tomadas en agosto de 2020 para incitar a la población a acudir a restaurantes. Una de esas iniciativas, llamada “Eat out to help out” (comer fuera para ayudar) a los restaurantes, fue criticada por los científicos que asesoraban al gobierno. Los expertos dijeron a la comisión de investigación que esa medida ayudó a que fuera mayor la segunda ola de la epidemia a finales de 2020.

Sunak rechazó este lunes que su plan “Eat Out to Help Out” provocara más infecciones, señalando que otros países sufrieron cifras similares y que los expertos habían dicho que era inevitable otro ola. El dirigente conservador también afirmó que los asesores científicos no habían planteado preocupaciones en ese momento y que el plan había asegurado millones de puestos de trabajo en hostelería.

“Mi preocupación era proteger millones de empleos de personas que trabajaban en esta industria”, añadió.

Una de las científicas, Angela McLean, apodó a Sunak “Doctor Death” (Doctor Muerte) en una conversación de WhatsApp con un colega. La pandemia causó más de 230.000 muertes en Reino Unido y la comisión investiga la gestión de aquel gobierno.

Los trabajos de la comisión independiente de investigación podrían durar hasta 2026. La declaración de Sunak por la pandemia coincide con la jornada en que su autoridad es cuestionada dentro del Partido Conservador. El ala más dura de los tories considera demasiado blando su nuevo plan de enviar inmigrantes irregulares a Ruanda.

Rebelión conservadora

Diferentes facciones de su partido se reunían este lunes para decidir si sus diputados apoyarán o no el plan que debe ser votado el martes en el Parlamento, nueva versión de un proyecto lanzado por Boris Johnson y bloqueado por los tribunales.

El Tribunal Supremo británico declaró el plan ilegal en noviembre, expresando su preocupación por la seguridad de los inmigrantes deportados. El nuevo proyecto de Sunak obligaría a los jueces a tratar a Ruanda como un lugar seguro y propone otorgar a los ministros de su gobierno poderes para ignorar secciones de leyes de derechos humanos. Pero los miembros del ala dura de los conservadores, liderados por la exministra de Interior, Suella Braverman, podrían votar en contra de este proyecto.

Estos diputados creen que Reino Unido debería retirarse de la Convención Europea de Derechos Humanos y otros tratados, para evitar que futuros recursos tengan éxito. La rebelión de 28 diputados conservadores podría provocar el rechazo de este proyecto. Robert Jenrick, ministro para la Inmigración, que debía presentar este texto al Parlamento, presentó su dimisión el miércoles, al considerar que el plan no iba “lo suficientemente lejos”.

La lucha contra la inmigración ilegal se ha convertido en una baza importante de los conservadores para intentar revertir las encuestas de intención voto que les dan claramente perdedores frente a los laboristas en las elecciones del año que viene.