A la espera de lo que haga mañana el Manchester City frente al Aston Villa, el Machester United se acomodó aún más en el liderato de la liga inglesa tras derrotar al Norwich (4-0), mientras que el español Rafa Benítez pasó otro mal trago ante su afición a pesar de la victoria (1-0) del Chelsea ante el West Bromwich.

Con 15 puntos ahora de ventaja sobre el City y el título prácticamente ganado, los hombres que dirige Alex Ferguson miran ya hacia el decisivo duelo del martes con el Real Madrid en los octavos de final de la Liga de Campeones, que se disputará en Old Trafford.

A medio gas, los Diablos Rojos apabullaron a los Canarios en su feudo gracias a una gran actuación de Wayne Rooney, que marcó un golazo y dio otros dos al protagonista del encuentro, el japonés Shinji Kagawa, autor de un triplete.

Como en el Bernabéu hace dos semanas, el extremo nipón volvió a ocupar de salida el puesto de Ryan Giggs, quien ausente, incluso, en el banquillo perdió hoy la oportunidad de sumar su partido 1.000 como profesional.

Kagawa abrió al filo del descanso el marcador para los locales y añadió otros dos a su cuenta en el último cuarto de hora de juego gracias a dos asistencias de Rooney, que cerró el marcador con un potente disparo desde la frontal.

El delantero inglés formó pareja atacante con Robin Van Persie, que regresaba ayer después de un par de semanas de baja y fue sustituido en la segunda parte para darle descanso ante la cita frente a los blancos, donde todo apunta a que será de nuevo titular.

Más tenso fue el partido que el Chelsea de Rafa Benítez disputó en Stamford Bridge, en Londres, donde, no obstante, derrotó con cierta comodidad al West Bromwich (1-0) gracias un tanto de Demba Ba y se agarró a la tercera posición de la tabla.

Como ya es habitual la casa blue, la crispación llegó desde las gradas, con los sospechosos habituales increpando desde el primer minuto al técnico madrileño, que dejó en el banquillo a Fernando Torres y a John Terry.

Todavía estaba muy fresca, además, la turbulenta semana en que Benítez demostró públicamente su frustración por la situación que vive en el banquillo, harto de que no le perdonen su pasado como técnico del Liverpool y de que el club le colgara la etiqueta de interino, lo que ha minado su autoridad dentro de un vestuario tradicionalmente difícil de manejar.