Como a cualquier hijo de vecino, se suponía que los cobijara la presunción de inocencia, pero la rapidez con la que se divulgan “las primeras impresiones” unida a los prejuicios enraizados en la sociedad les ganó la conjetura de culpables.
A los hermanos Ariel, Pedro y Onil Castro, la policía de Cleveland los detuvo con relación al secuestro de tres mujeres, pero contra los últimos dos no hubo evidencia ni señalamiento alguno, así que los liberaron al tercer día. Sus imágenes de detenidos, no obstante, permanecen.
“La gente no entiende la presunción de inocencia para el tercero. La entiende para sí. La entendemos cuando nos afecta; al otro no se la reconocemos”, indicó el presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Colegio de Abogados, Osvaldo Burgos.
Independientemente de la información que se esboza en un principio, “lo primero que se saca es una mera teoría”. “El tomar como cierta esa información que es meramente una teoría es problemática”, reiteró Burgos. “A la gente se le queda la sospecha aun si es un arresto ilegal”.
Según contaron los hermanos Pedro y Onil Castro, ellos y su madre tuvieron que trasladarse a un lugar no identificado porque han recibido amenazas como consecuencia de haber sido señalados por los secuestros de Amanda Berry, Gina de Jesús y Michelle Knight. Quieren, y así lo pidieron en CNN, libertad.
A juicio de Burgos, la mirada prejuiciada a los Castro puede estar relacionada con una cuestión étnica racial. “Hispanos, puertorriqueños, en una sociedad que discrimina… Ellos tienen hasta un perfil físico que no les ayuda. Todo eso influye”, precisó.