Las polémicas declaraciones del papa pidiendo a Ucrania que tenga el “coraje de izar la bandera blanca” y negocie con Rusia han sacado a la luz las incoherencias del mensaje diplomático del Vaticano.

En una entrevista a la televisión suiza RTS difundida el sábado, el papa argentino de 87 años invitó a Ucrania a “izar la bandera blanca y negociar (…) antes de que las cosas empeoren”.

Ucrania reaccionó de inmediato con indignación, acusando a Francisco de “legalizar el derecho del más fuerte”, y convocó incluso al enviado del Vaticano.

Los comentarios del papa también han provocado polémica en las redes sociales, donde varias cuentas proucranianas publicaron imágenes en las que aparece con la cara del presidente ruso, Vladimir Putin, o con los colores de la bandera rusa.

A pesar de los repetidos llamamientos a la paz desde que empezó la invasión rusa, en febrero de 2022, algunos observadores, incluso en Roma, lamentan que los discursos del pontífice siembren confusión.

“Fue desafortunado usar la idea de la bandera blanca, que es sinónimo de rendición”, lamenta una fuente del Vaticano bajo condición de anonimato. “Fue una sorpresa para mucha gente”, agregó.

El Vaticano trató de corregir la polémica asegurando que la expresión “bandera blanca” significa “un cese de las hostilidades” y no la rendición.

Incluso el secretario de Estado de la Santa Seda, Pietro Parolin, el número dos del Vaticano, intentó apagar el fuego.

“El requisito previo” para una solución negociada es “poner fin a la agresión” y silenciar las armas, “y depende en primer lugar del agresor hacerlo”, dijo el cardenal italiano en una entrevista al diario Il Corriere della Sera el martes.

No es la primera vez que el jefe de la iglesia católica crea polémica hablando de este conflicto y a finales del año pasado, el Vaticano tuvo que pedir disculpas a Rusia tras un comentario del papa sobre el supuesto comportamiento cruel de las minorías étnicas rusas.

Un papa “que habla mucho”

A diferencia de sus predecesores que tenían “una cultura de diplomacia occidental”, el papa argentino tiene una” visión no europea que tiene ventajas, pero también limitaciones”, dice a la AFP François Mabille, director del Observatorio Geopolítico de lo Religioso en el Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (Iris) de París.

El vaticanista italiano Marco Politi apunta que “Francisco está diplomáticamente aislado en el área de la OTAN”.

Además, Francisco “es un papa que habla mucho”, incluso a la prensa, multiplicando los riesgos, señala Mabille. “Es más un papa militante que un papa jefe de Estado, como habíamos visto hasta ahora”, apunta el investigador.

El pontífice, criticado a veces por ejercer el poder en solitario, maneja su propia comunicación, por lo que hay “una especie de disociación entre la palabra pontificia y la palabra del aparato diplomático”.

Un ejemplo de ello es cuando en agosto de 2023 Francisco invitó a jóvenes católicos rusos a reclamar la herencia de la “Gran Rusia” de Pedro el Grande y Catalina II.

Ucrania lo acusó entonces de transmitir “propaganda imperialista” desde Moscú, lo que obligó a la Santa Sede a rectificar.

El papa, que reza todas las semanas por la “Ucrania martirizada”, intenta mantener un frágil equilibrio diplomático en este conflicto que ya ha socavado el diálogo con la Iglesia ortodoxa rusa y su líder, el patriarca Cirilo, cercano a Putin.

El papel de mediador de la Santa Sede, que fue clave, entre otros, en el acercamiento en 2014 entre Cuba y Estados Unidos, parece impotente en el caso de Ucrania y de otros conflictos actuales.

Además de los llamamientos del papa, que no han tenido ningún efecto, la gira diplomática de su enviado, el cardenal italiano Matteo Zuppi, pasó desapercibida a pesar de su paso por Washington, Kiev, Moscú y Pekín.