Más de un centenar de niños y jóvenes paraguayos, acompañados por varias organizaciones de protección a la infancia, se manifestaron en el centro de Asunción en protesta contra la explotación y también contra el abuso sexual a menores, del que al menos 421 niños han sido víctimas en lo que va de 2015.

En un colorido desfile, del que participaron grupos de percusión, payasos, mimos y equilibristas, los menores reclamaron el fin de los abusos sexuales y la protección efectiva de su «derecho a ser niños».

«Mi cuerpo es mío, no abusen de él, mi territorio, lo voy a defender», corearon niños y adolescentes, que pidieron una mayor respuesta del Estado ante los casos de abusos a menores.

Durante el recorrido por la céntrica calle Palma, los manifestantes realizaron varias paradas, en una de las cuales se amordazaron de manera simbólica para representar «el silencio de la sociedad» ante los casos de violencia sexual.

En otra de las paradas denunciaron «la ausencia de instituciones públicas» como la Fiscalía o las Consejerías Municipales por los Derechos del Niño, Niña y Adolescente (Codeni) para acompañar estos casos e impedir que queden impunes.

Además, un grupo de actores exhibió carteles con la cifra 686, el número de partos en niñas de entre 10 y 14 años registrados en 2014 en Paraguay, y considerados todos ellos fruto de un abuso sexual.

«Ninguna niña debería ser madre», pudo leerse en una de las pancartas, mientras que otros mensajes cuestionaban las penas impuestas a los autores de abusos sexuales, y exigían su endurecimiento.

Al término de la manifestación, en una plaza junto al Panteón de los Héroes, una actriz realizó una interpretación de un presunto caso de explotación sexual de menores, escenificando la historia de una joven vendida por su familia a una conocida que la utilizó para la prostitución.

Cintia Ezcurra, una de las portavoces del Movimiento contra la violencia sexual hacia niñas, niños y adolescentes, plataforma convocante de la marcha, denunció a Efe la «inacción del Estado ante los altos índices de abuso, trata y explotación sexual a menores», que consideró «una violación sistemática de sus derechos».

La activista insistió en la necesidad de implantar políticas de educación sexual para que niños y adolescentes «conozcan sus cuerpos» y puedan identificar en qué contextos son víctimas de abusos para poder denunciarlo.

La manifestación sirvió para conmemorar el Día Nacional de Lucha contra el abuso y la explotación sexual de niñas, niños y adolescentes, que tiene lugar cada 31 de mayo en Paraguay en recuerdo de una niña de 11 años abusada sexualmente y hallada muerta en la ciudad de Yaguarón en 2004.

Los casos de abusos sexuales contra menores cobraron mayor relevancia mediática tras conocerse en abril de este año el caso de una niña de diez años embarazada de casi seis meses a consecuencia de una violación perpetrada por su padrastro.

Las denuncias por abusos sexuales a niños, niñas y adolescentes en el país pasaron de 788 en 2005 a 2.298 en 2010, según Unicef.

Por su parte, la organización paraguaya Plan Internacional detectó que el 42 % de las denuncias presentadas en escuelas entre 2008 y 2012 fueron por violencia sexual.

Además de los abusos sexuales, cerca de 45.000 niños paraguayos se encuentran en condiciones de «criadazgo», empleados como trabajadores domésticos en casas de terceros a cambio de comida y alojamiento, según denunció la ONU en 2013.