Ucrania no se acogió al ultimátum de Rusia para entregar Severodonetsk, ciudad en el este del país, ubicada en el Donbás. Aunque Moscú le ordenó a las fuerzas ucranianas detener la “resistencia sin sentido y deponer las armas” desde el miércoles en la mañana, Kiev optó por no hacer caso a dicho requerimiento, mientras se teme que hay cientos de civiles atrapados en Azot, una fábrica de productos químicos.

Según los cálculos que se conocen, hay más de 500 personas, entre ellas 40 niños, dentro de la fábrica, donde, según lo reportó Saviano Abreu, portavoz de la oficina de asuntos humanitarios de la ONU, a la BBC, hay escasez de agua y poco saneamiento. Entretanto, el Kremlin acusó a Ucrania de interrumpir los planes para abrir un corredor humanitario, el cual pretendía evacuar a los civiles desde Azot hasta Svatove, una ciudad controlada por fuerzas prorrusas.

Severodonetsk es clave para Moscú, pues es considerada una zona urbana central para alcanzar el control total de la región oriental de Lugansk. Allí, según el alcalde, Oleksandr Stryuk, de acuerdo con sus declaraciones a la televisión ucraniana, las fuerzas rusas están tratando de “empujar hacia el centro de la ciudad”. A estas intervenciones se sumó Serhiy Haidai, gobernador de la región del este, quien advirtió que “la evacuación es extremadamente difícil porque los bombardeos no disminuyen. Los oficiales de policía y los voluntarios pudieron evacuar con éxito a 75 personas, y todas están a salvo”, escribió en Facebook.

No hay que olvidar que el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, advirtió ayer que “el costo humano de la batalla por Severodonetsk es muy alto” y que su país sigue pidiendo más armas a los aliados occidentales. Por ejemplo, Anna Malyar, viceministra de Defensa, dijo que Ucrania ha recibido solo el 10 % de las armas que ha solicitado de Occidente. “No importa cuánto lo intentemos, no importa cuán profesional sea nuestro ejército, sin la ayuda de los socios occidentales no podremos ganar esta guerra”, aseguró. Ahora bien, Estados Unidos aprobó un nuevo paquete de armas y municiones, respaldado por US$1.000 millones, que incluye más artillería, un sistema de defensa costera antibuques y un sistema de cohetes avanzado.